Desde que el país reportó el paciente cero de la COVID-19 ingresó a la más grande crisis que se ha vivido en los últimos 25 años después del terror desatado por Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru-MRTA (vigentes aún); desnudando de forma tan cruda la realidad peruana en todos los sectores, corrupción, manipulación fría y despiadada de las instituciones públicas y de la dignidad de todos los peruanos.
Somos el primer país en mal manejo de la pandemia a nivel mundial, en número de fallecidos y en contagios por millón de habitantes; ah, pero últimos en gestión para adquisición de vacunas, oxígeno, camas UCI y fortalecimiento del sector salud; pero si muy criollos, sagaces y mortíferos a la hora de lucrar con la salud de todo un país, porque claro, hay quienes no pueden darse el lujo de enfermarse, el poder los vuelve inmunes, indolentes y genocidas.
Los actores políticos y sus grandes colaboradores nos han orillado, vemos que todo está infestado de corrupción, de interés económico, de la ostentación del poder por el poder, que la patria no importa, que el país y su viabilidad no son necesarios, que las instituciones les pertenecen, que la salud se vende al mejor postor y que el servicio con mayor moralidad según su juicio de valor es el beneficio particular y de los suyos.
En época electoral, hay ofrecimientos como en los mercados más surtidos de nuestro litoral, hay de todo, pero nadie ha sabido explicar claro y directo cómo va a hacer. Sin embargo, al levantar la alfombra encontramos que nuevamente el interés particular es el que alienta sus temporales visitas a la realidad peruana, unos más que otros, claro está, pero es inaudito encontrar el descaro y la burla personificados en quienes ya estuvieron al frente del estado y su mayor gestión fue el incremento de su patrimonio económico como si el país fuese el de maravillas.
El gobierno ha decidido implementar cuarentena a nivel nacional en semana santa, conocedor seguramente de su ineficiencia frente al coronavirus y su cada vez mayor letalidad; la economía esta prácticamente quebrada, hay muchos sectores que no tienen qué comer; sin embargo, la reflexión y la búsqueda de información en estos cuatro días santos nos llevará a elegir con mayor prudencia y certeza a nuestros próximos gobernantes que tendrán a cargo uno de los mayores retos en la historia, controlar la pandemia, enrumbar la economía peruana, recuperar y fortalecer la institucionalidad y lograr la educación con patriotismo y valores humanos.
(*) Abogada especialista en Gestión y Políticas Públicas
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