Opinión

La angustia en tiempos de pandemia

Por: Katherin Isabel Marcos Gomez

Tras haber cumplido un año de la llegada del virus a nuestro país, siendo protagonistas de los infortunados sucesos que ha dejado la pandemia, desde el temor a la posibilidad de un contagio, la repentina muerte de un ser querido, la crisis laboral y el desempleo, la falta de ingresos económicos para solventar las necesidades básicas en los hogares, los conflictos familiares propios del confinamiento, forman en la actualidad parte del proceso de ansiedad y miedo que presentan nuestros compatriotas. Las vivencias asumidas durante la primera y segunda ola han dejado, temor, estrés, frustración y angustia; esta última se presenta como una emoción; al mantenerse por un tiempo prolongado se genera un sentimiento, producto de pensamientos fatalistas, de carácter intrusivo, persistentes, hasta nocivos, que desarrolla una condición o comportamiento desagradables, para el propio individuo y la relación con su ambiente, hasta llegar a mostrar síntomas de depresión.

En efecto, la angustia impacta en la forma en que razona, siente o actúa el individuo, y puede hacer más difícil el afrontamiento al cambio. Lidiar con los síntomas de ansiedad y depresión, el tratamiento y los efectos secundarios muestra que la angustia puede afectar la forma en que usted toma decisiones y toma medidas relacionadas con su salud; es posible, que tenga problemas para concentrarse sobre las decisiones al momento de buscar ayuda, hacer consultas de seguimiento o incluso tomar medicamentos que son importantes para el tratamiento, se podría describir la angustia como impotencia, desesperanza, sentirse fuera de control, no estar seguro de su propósito o significado en la vida, tener comportamientos de alejarse de la gente, inquietud por la enfermedad, impaciencia por el hogar o el rol social (como padre, madre, amigo, cuidador, etc.), sentirse deprimido, ansioso o aterrorizado, una crisis de angustia involucra la acción de muchos órganos vitales, las personas temen la posibilidad de padecer un problema médico grave relacionado con el corazón, los pulmones o el cerebro; en tal sentido, los síntomas suelen alcanzar su máxima expresión en el transcurso de 20 minutos y desaparecen rápidamente, la frecuencia puede variar, con dificultad semanal o incluso diaria por varios meses, otros sufren varias crisis diarias, seguidas de semanas o meses sin síntomas. Iniciar un tratamiento formal muestra avance si continúa enfrentándose a situaciones en las que se han producido dificultades. En otras, los síntomas fluctúan durante años, en estos casos, suele ser necesario el tratamiento con fármacos y/o psicoterapia.

(*) Dirección de Salud Mental en la organización democrática mundial. Directora ejecutiva del programa familia felices todo el Perú con valores.

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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