Opinión

Se fue Pelé, el único tricampeón mundial

Por: Tito Ponte Silvera

Se apagaron las luces, Brasil y el mundo está de luto. Edson Arantes do Nascimento, Pelé, falleció a los 82 años y su partida deja un inmenso dolor.

Para muchos es la leyenda más importante de todos los tiempos, por las tres copas mundiales que obtuvo con la Canarinha, por el registro ingente de goles que marcó y por esa magia para jugar y hacer jugar. Aunque el debate y la disputa siempre lo enfrentó con Diego Armando Maradona para dirimir el lugar del número uno, no cabe duda que Pelé fue, es y será uno de los reyes del balompié.

Desde su aparición en el Santos ya demostraba superioridad sobre sus rivales. Su gambeta, velocidad, gran dominio del balón, el salto espectacular y esa capacidad para definir fueron las armas con las que deleitaba a los aficionados. Ese talento hizo que lo convocaran a la selección brasileña en 1957, año en el que debutó ante Argentina en la Copa Roca en el mítico Estadio Maracaná, en donde anotó un tanto en el revés por 2-1. Tres días más tarde, nuevamente jugó ante la albiceleste por el mismo torneo, y marcó un gol en el triunfo por 2-0. Su estrenó sería auspicioso y un hecho histórico para el fútbol de su país. Tras el impacto de sus primeras dos presentaciones y por el desempeño con su club, la joya fue seleccionado para jugar el Mundial que se realizaría en el continente europeo.

La conquista de su primer título mundial en Suecia 1958, con tan solo 17 años, deslumbró a todos al ser una figura descollante en la coronación del Scratch, certamen en el que incluso anotó 6 tantos. La foto final, en la que aparece llorando en el hombro del guardameta Gilmar, es una pieza histórica que evidencia lo que significó esa copa para Pelé.

Cuatro años después, tras la hazaña de Brasil en el viejo continente, los campeones del mundo defendieron su título en Chile 1962. Pelé, algo más maduro, con 21 años, llegaba con problemas físicos a esa cita: se le detectó un esguince inguinal. Jugó el primer partido contra México, con muchos malestares. Sin embargo, hizo un gran esfuerzo y Brasil ganó 2-0 con un gol suyo y otro de Zagallo. El encuentro siguiente, ante Checoslovaquia, Pelé nuevamente tuvo dolores intensos en la ingle que le impidieron jugar con normalidad. Incluso cojeó durante gran parte del segundo tiempo, condicionado y sin la posibilidad de ser sustituido porque para esa época no se podían realizar variantes. Después de ese juego, el atacante no volvió a ver acción, pero Garrincha y Amarildo se encargaron de conducir al equipo hacia el bicampeonato mundial.

En México 1970 fue su año triunfal. En esa cita Pelé se consagró de forma categórica, siendo pilar fundamental de un equipo plagado de estrellas, con Tostao, Rivelino y Jairzinho. En esa Copa del Mundo, el crack brasileño anotó cuatro goles e hizo del Estadio Azteca su reino, en el que terminó consagrándose como el Rey. La postal final, cargado en hombros, sin la camiseta ‘verdeamarela’ – porque ya se la habían arrebatado los coleccionistas de la época – y sus brazos estirados al cielo, quedará en el recuerdo de todos quienes aman el fútbol.

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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