Opinión

Persona no grata

Por: Jorge del Castillo Gálvez

En estos últimos días, los sectores democráticos hemos tenido la gran satisfacción de doblegar la pretensión de realizar en la ciudad del Cusco un aquelarre de rojos y comunistas denominado Runasur. Esta iniciativa tiene la supuesta intención de integrar a los pueblos sudamericanos, pero bajo un eje antimperialista y plurinacional, pero otros ven con claridad la estrategia de Evo Morales de lograr una salida al Océano Pacífico sobre territorios peruanos.

Este planteamiento fue cuestionado por diversos intelectuales y expertos en política exterior como Luis Gonzales Posada, Francisco Tudela y Martín Belaúnde Moreyra.

La Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso aprobó una moción para declarar persona no grata a Evo Morales, también dio lugar a la reacción ciudadana, que el 25 de noviembre se movilizó a las puertas de la embajada de Bolivia para realizar un plantón de protesta que tuvo eco en la prensa boliviana.

Pero, lo último fue una declaración de los ex cancilleres Allan Wagner, José Antonio García Belaúnde y Ricardo Luna y los viceministros de Relaciones Exteriores de los últimos años como Eduardo Ponce Vivanco, Alfonso Rivero, Hugo de Zela, entre otros.

En este documento denominado “En Defensa de la Soberanía Nacional” se precisaba que estábamos ante una clara amenaza para la soberanía e independencia, que quería convertir al sur del Perú en una extensión de Bolivia, bajo la justificación de la etnia Aymara, sin tener en consideración que las Declaración de NN.UU. sobre derechos de los pueblos indígenas no acepta posibilidad de aprovechamiento para afectar la integridad de una Nación.

Menos viable es la aceptación de un proyecto político transnacional, que afecte la integridad territorial, que divida a los peruanos y que el Gobierno en lugar de defender, lo justifica mediante un comunicado de la cancillería que mereció una inmediata réplica de los ex cancilleres.

Lo grave es que el presidente de la República, que tiene el deber de defender la soberanía nacional, no dijera nada y más bien sus partidarios y aliados querían justificar aduciendo que no afectaba al Perú.

Lo concreto es que Evo Morales puede opinar lo que quiera, pero no tiene derecho de entrometerse en la política nacional, y los hizo, apoyando la Asamblea Constituyente, respaldando la expulsión de la DEA y alentando la salida al mar de Bolivia y su pretensión de efectuar la reunión en el Cusco el 20 y 21 de diciembre, era inadmissible.

Fue gracias a toda la resistencia expresada que desistieron de hacerlo, buscando como pretexto el COVID, con lo cual ratificaron que la veracidad no es precisamente su característica.

Se ha ganado una batalla, pero pronto regresarán, y aquí nos encontrarán aquellos enemigos del Perú, para defenderlo con entereza y legitimidad.

(*) Excongresista de la República

(*) Expresidente del Consejo de Ministros

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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