Opinión

Los tres filtros de Sócrates

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Quizá la frase más conocida de Sócrates es “solo sé que nada sé”. La humildad es una de las características de este pensador griego (470 a.C. – 399 a.C.), considerado padre de la filosofía. La humildad, valor ausente en la mayoría de los políticos peruanos actuales, pues pocos tienen un nivel de conocimiento, sabiduría y experiencia como para ejercer dicha actividad, para la que no es suficiente ostentar un título profesional, ser poderoso o adinerado.

Sócrates fue maestro de Platón, que a su vez tuvo como discípulo a Aristóteles. Los tres son los representantes fundamentales de la filosofía de la antigua Grecia, por lo que es menester de nuestros políticos estudiar alguito de este pensador. Podrían empezar con esa anécdota muy famosa, conocida como “Los tres filtros de Sócrates”.

Dicen que un discípulo de Sócrates llegó muy alterado a la casa del filósofo:

—¡Maestro! Quiero contarte algo sobre un amigo tuyo… —
Sócrates lo interrumpió de inmediato:
—“¡Espera! Antes de que me hables sobre mi amigo, lo que me vas a decir debe pasar el examen del triple filtro.
—¿El triple filtro? —preguntó el discípulo.
—Sí… ¿Estás absolutamente seguro de que lo que me vas a contar es verdad?
—Se lo oí decir a unos vecinos…
—¿Entonces no sabes si es cierto o no? —insistió el filósofo.
—No, no estoy seguro.
—¿Y es algo bueno lo que me vas a decir de mi amigo?
—Al contrario, es negativo, y no te va a gustar…
—¿Entonces deseas decirme algo malo sobre él que además no estás seguro de que es cierto? —replicó Sócrates.
El discípulo no supo qué responder.
—Y, por último, ¿me va a servir de algo lo que tienes que decirme?
El discípulo dudó, pero al final reconoció que, saberlo o no, en realidad no iba a resultar útil a Sócrates.
—Entonces, si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno ni útil, ¿para qué querría saberlo? —concluyó el filósofo.

Esta lección no solo representa un conjunto de parámetros en torno a lo que es una comunicación saludable y constructiva, sino también podría aplicarse a la política. Sócrates, quien consideraba que los verdaderos políticos deberían conducir a la población a una vida virtuosa, creía que nuestras palabras, pensamientos y acciones debían estar regidos por valores como la verdad, la bondad y la utilidad. Qué bueno sería que los “Los tres filtros de Sócrates” se establezcan como un requisito indispensable para dedicarse a la política peruana, donde abunda todo lo contrario, la mentira, la arrogancia y la ineptitud. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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