Recientemente, el Subsecretario de Estado de los Estados Unidos de América, para nuestro hemisferio, Brian Nichols, en una actividad universitaria pública en su país, expresó respecto a la situación peruana: “Esperamos que la presidenta Boluarte y el Congreso puedan llegar a un acuerdo para adelantar las elecciones”; una expresión que posteriormente fue aligerada pero que no puede ser borrada.
Si bien las expresiones del alto funcionario estadounidense no alcanzan la gravedad de las expresiones de presidentes y líderes latinoamericanos como López Obrador, Petro, Maduro y Evo Morales, debieron ser rechazadas por nuestras autoridades.
No es sensato ser críticos con quienes tienen sesgo político poco democrático, por decir lo menos, y ser benignos, incluso indulgentes, cuando se trata de una autoridad de un país, a cuya órbita económica adscribimos. Los intereses del Perú tienen que ser defendidos, de donde vengan las agresiones, sean ellas “picantes” o “edulcoradas”.
Pero más allá de lo expuesto, se puede observar tanto en el frente interno como en el externo, pasividad de nuestras autoridades para contener la agresión colectiva de la que somos objeto como país.
En el frente interno, sobre todo la llamada “prensa alternativa” y muchas radios formales y clandestinas, difunden a los cuatro vientos que Pedro Castillo fue botado ilegalmente de la presidencia, cuando la realidad es que fue cogido en flagrante delito y que el golpista, aunque no obedecido, fue él. También dicen que debe destituirse a su reemplazante y cerrar el Congreso, entre otras extremas pretensiones.
La respuesta desde el Estado es el silencio, y si bien en materia jurídica el silencio no es manifestación de voluntad, en la vida social y política rige el aforismo: “el que calla otorga”.
En el frente externo sucede algo similar, pues ante las expresiones de otros mandatarios y políticos extranjeros, así como agencias de noticias foráneas, nuestras autoridades están paralizadas, de la noche al día parece que sufrieron afonía colectiva, quedaron mudos, nada dicen, salvo algunos pocos embajadores que han sido excepción.
Necesitamos que en el exterior se conozca lo acontecido en el Perú, la violación de los Derechos Humanos por parte de los violentistas y vándalos, además de los que prenden las llamas del terror, los decesos de policías y soldados así como sus lesionados, por quienes bajo el pretexto de protestar, ejercen violencia extrema, pero nuestras autoridades exponen a las fuerzas del orden a combatir todo ello, pero desarmadas.
Insistimos una vez más, hay que crear grupos de personas significativas, notorias y notables, que puedan representar temporalmente al Perú en misiones informativas en el extranjero, así como activar la diplomacia parlamentaria que en tiempos pasados fue eficiente.
Penosamente, parecería que la sociedad civil, los partidos políticos, los gremios profesionales y empresariales, se han contagiado de la apatía estatal y tampoco salen al exterior a informar sobre la real situación peruana y los peligros a que estamos expuestos por quienes traicionan a la Democracia. Tales gremios tienen entidades similares en el exterior, que pueden facilitarles la llegada a los medios de expresión. ¡Despierten! Tenemos que terminar con la desinformación.
*Expresidente del Consejo de Ministros
* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados
