Opinión

Honestidad y unión para avanzar

Por: Martín Valdivia Rodríguez

En el deporte muchas veces podemos encontrar gestos que son un ejemplo de honestidad. Como el que ocurrió en el Triatlón de Santander, en septiembre del año pasado, cuando el británico James Teagle, quien iba tercero, se equivocó de camino con lo cual permitió que el español Diego Méntrida lo alcance. Sin embargo, Méntrida no aprovechó la desgracia del rival para pasarlo, llegar a la meta y subirse al podio, pues esperó a Teagle para dejarlo recuperar el tercer lugar a escasos metros de la línea de llegada. Si en nuestra política la honradez, como la mostrada por Méntrida, fuera una regla que todos cumplieran, a estas alturas seríamos potencia mundial.

Hace unos días se dio otro ejemplo de este tipo, pero en el fútbol. En el partido entre Dinamarca y Finlandia por la Eurocopa, el delantero danés Christian Eriksen sufrió un paro cardiaco, se desplomó y estuvo más de diez minutos tendido sobre el césped. Ni bien cayó, uno de sus compañeros le apretó la mandíbula para que no se ahogue con su lengua y, como no reaccionaba, otro le aplicó la técnica de reanimación cardiopulmonar (RCP) presionándole el pecho. Mientras tanto, sus demás compañeros y hasta sus rivales lloraban y rezaban por su vida. La unión de todos sirvió, pues Eriksen logró salvarse y, ya repuesto y en proceso de recuperación, mandó un mensaje: “Gracias por el apoyo. No me rendiré. Me siento mejor, pero quiero entender lo que me pasó. Quiero darles las gracias a todos por todo lo que han hecho por mí”.

La nobleza es otra virtud escasa, especialmente en la política peruana. Bill Halley, uno de los propulsores del rock, resumió en los años 50 la causa de hechos tan sorprendentes como el que hizo que Eriksen sobreviva pese a haber estado técnicamente muerto: “En la unidad, existe la fuerza; podemos mover montañas cuando estamos unidos”. Este tipo de acciones, movidas por la honestidad, la toma de consciencia y el amor al prójimo, son las que se necesitan en la política, más aún en estos tiempos en que luchamos, además de nuestros problemas crónicos como la corrupción, la inequidad y la injusticia, contra un enemigo invisible y mortal: el virus del COVID.

Honestidad, reconciliación y unidad es lo que necesitamos en el Perú para, con el próximo gobierno, sea quien fuere el presidente, salgamos del hoyo para encontrar el camino de la reconstrucción del país, que prácticamente está en ruinas. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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