Opinión

Tras ídolos de barro, ¿comunismo o democracia?

Por: Elena Pérez Vargas

A 200 años de independencia, en el Perú hemos pasado por muchos gobiernos, pero jamás construimos nacionalidad ni una concepción de república con objetivos y políticas de Estado y no solo de gobierno, que, ejecutadas en el tiempo, fortalezcan la gobernabilidad como sustento de gobernanza, es decir, como garantía y resultados favorables para la población en la ejecución de los planes de gobierno. El problema que constataron San Martín y Bolívar es que la mentalidad de la clase dirigente en el Perú era en esencia monárquica y discriminadora debido a que la condición de nobles y la diversidad étnica seguían reflejando la dicotomía entre conquistadores y conquistados, así como entre amos y vasallos.

Tal modo de ser y pensar no permitió nunca asimilar la idea de República y división de poderes con respeto de los derechos fundamentales, desatándose luchas caudillistas por la captura de poder para la satisfacción de los intereses del gobernante de turno y sus allegados.

Esto se ha proyectado hasta el presente entre odios y resentimientos por el abandono y pobreza de los muchos y la concentración de riqueza. Los sistemas de gobierno no son perfectos, pero una democracia que garantiza la libertad con una economía que se sustenta en la libre competencia permitiendo el surgimiento de los llamados emprendedores que emergen de las clases pobres para convertirse en empresarios generando muchos puestos de trabajo y mayor cantidad de riqueza, es el mejor sistema frente a un totalitarismo que lo único que provoca es la igualdad en extrema pobreza.

En este discurrir hemos conocido todo tipo de tragedias que las hemos superado con todos los problemas antes expuestos, no obstante lo cual, nunca en el sistema educativo nos han contado la verdadera historia del Perú porque era necesario manipularla para encumbrar ídolos de barro.

Este escenario nos persigue desde la independencia, pasando por el caudillismo, la represión ciega, el golpe de Estado de Velasco, la agresión terrorista de Sendero Luminoso y del MRTA, el autogolpe de Alberto Fujimori el 05 de abril de 1992, hasta la sucesión gubernamental impulsada por comunistas rosados (caviares) que culminó con la llegada de Vizcarra al poder, y otros procesos a nivel político, cuyos resultados de desastre en salud, en educación y en economía lo estamos sufriendo todos hoy.

Es necesario unirnos para lograr el cambio pero con libertad y en democracia.

¡NO AL COMUNISMO, SÍ A LA DEMOCRACIA!

(*) Analista político y Especialista en Gestión y Políticas Públicas

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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