Opinión

La segunda reforma agraria

Por: Víctor A. García Belaunde

Hoy quiero referirme al nuevo anuncio del Gobierno. De la segunda reforma agraria, lo poco que se ha dicho no explica nada. Solo han anunciado una segunda reforma agraria sin expropiaciones, pero nada más. Habría que saber las condiciones de esta reforma, si no expropia la pregunta es cómo se va a ayudar al agro, a los dueños del agro, a los campesinos del agro para mejorar el precio y la calidad de sus cosechas. Ellos necesitan fertilizantes, ayuda tecnológica que, dicho sea de paso, va a ser difícil de implementar en tan poco tiempo. Habría que tener un ejército de gente preparada para enseñar a usar esta tecnología en el campo.

Por otro lado, el campo necesita tener agua y en todas partes del Perú no hay agua. Hay que hacer represas, algo que no se hace muchos años; las últimas las hizo el presidente Belaúnde y el resto son cosas pequeñas. Inclusive, la represa de Olmos (hecha por Odebrecht) se construyó a la mitad de su capacidad debido a la corrupción.

Y, lo más importante, la carretera. Por ejemplo: el Perú tiene el mejor café del mundo en Villa Rica, pero traerlo al Callao para exportarlo vale mucho más que importarlo del África. Como decía el presidente Belaúnde: la carretera es la cuchara que lleva la comida del plato a la boca del comensal. En resumen, si no hay carreteras, por más que exista buen campo y buena producción, esa producción llegará cara o con retraso. Todo eso es fatal para nuestra agricultura.

También recordemos que la primera reforma agraria fue un fracaso, tanto así que desaparecieron ciertos productos bandera del Perú como el famoso algodón pima que es una creación peruana y que se exportaba casi como oro blanco. Hoy, nuestro país importa algodón cuando antes de la reforma agraria exportábamos este producto y otros más.

La consecuencia de aquella reforma agraria es que ahora la agroindustria se ha quedado en manos de mafias como es el caso del Grupo Oviedo, por ejemplo, que se quedó con dos o tres grandes complejos en el norte.

Hoy tenemos en Chavimochic, en Olmos y en Majes fundos y chacras (o haciendas como se les llamaba antes) de muchas hectáreas. O sea, hoy las grandes industrias alimentarias tienen 500, mil y hasta 5 mil hectáreas, algo que en el Perú no pasaba antes. Vale decir que hemos vuelto al latifundio, lo que se pretendió eliminar en el pasado.

Si la primera reforma agraria fue un desastre, no sabemos qué va a pasar con esta.

(*) Excongresista

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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