Opinión

Oro no es, plata no es…

Por: Francisco Diez-Canseco Távara

Como en el viejo dicho, el impecable currículum pro senderista de Íber Maraví no deja la menor duda sobre sus proclividades terroristas y sirve para poner en evidencia, una vez más, de qué pie cojea Pedro Castillo, quien lo nombró ministro de Trabajo; a no dudarlo, precisamente por su estrecha vinculación con el Conare-Sutep, brazo sindical del Movadef, al cual reconoció oficialmente apenas asumió esa cartera. Castillo, por cierto, es el fundador del Conare-Sutep.

El problema de fondo ciertamente no es Maraví, a quien hasta el propio admirador de la senderista Edith Lagos y nada menos que presidente del Consejo de Ministros, Guido Bellido, le pidió infructuosamente la renuncia hace algunas semanas: el problema central para el Perú es el propio Pedro Castillo, cuya ignorancia en el manejo de la cosa pública es tan grave como sus vinculaciones con el Movadef y su clara connivencia con Vladimir Cerrón, lo que refleja en forma elocuente la incapacidad moral prevista como causal de vacancia por nuestra Constitución.

Sin embargo, hay aún quienes creen o sostienen que Pedro Castillo es ‘regenerable’ para la democracia y esperan, con fe digna de mejor causa, que saque a sus amigos senderistas y comunistas del Gabinete, deslinde con su mentor y financista Vladimir Cerrón y abrace la causa de la libre empresa y la estabilidad económica para asegurar el futuro del país.

Lo mismo ha ocurrido en todos los otros países en los cuales llegó el comunismo al poder: a la engañifa inicial -Fidel Castro declaró que no era comunista en la ONU, tal como acaba de hacerlo Castillo- siguió el empeño estatista, totalitario y represivo acompañado no de la igualdad que predican sino de la creación de una oligarquía opresiva, impune y promotora de la miseria y la absoluta cancelación de las libertades fundamentales.

Tenemos los demócratas que cerrar filas en torno a la defensa de nuestros valores esenciales sin dejarnos engañar por los cantos de sirena de estos falsos mesías de la justicia social que, en 60 cortos días, ya han demostrado de lo que son capaces.

No se trata, por cierto, de volver a la democracia manejada por corruptos e ineptos: se trata de realizar una profunda Revolución Pacífica dentro del sistema democrático porque el comunismo es una alternativa tóxica e inválida.

(*) Presidente de Perú Nación

(*) Presidente del Consejo por la Paz

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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