Opinión

La impopularidad del Congreso

Por: Víctor A. García Belaunde

A propósito de una encuesta recientemente publicada, es lógico decir que los Congresos no son populares en ninguna parte del mundo porque se trata de una asamblea de muchos miembros y de distintos partidos; por lo tanto, siempre hay sectores de la población que discrepan con muchos de los partidos que están dentro del Congreso y, consecuentemente, es difícil aprobarlo cuando te identificas solo con uno.

Si bien es cierto los Congresos no son populares en el mundo, lo curioso en el Perú es que su baja popularidad se comparte con otros poderes del Estado. Por ejemplo, en España, Francia, Alemania, Italia, Inglaterra o Estados Unidos, la aprobación del Congreso está por debajo del Poder Judicial, de los fiscales, la Policía o los jueces; pero en el Perú no es así. Lamentablemente la desaprobación de nuestro Congreso está a la par con la desaprobación de esas instituciones que son fundamentales para la patria. Un Congreso se cambia cada cinco años, pero la Policía, los fiscales o el Poder Judicial, no. Eso es lo que debe preocupar y no la baja desaprobación de este Congreso.

Ahora bien, este Parlamento tiene apenas 70 días en funciones y es natural que tenga baja aprobación porque todos son nuevos. La no reelección le ha hecho mucho daño al país porque falta experiencia. O sea, hay inexperiencia en el Gobierno y también lo hay en el Congreso donde hay muchos debutantes. Tendrán muy buena voluntad, pero recién están aprendiendo de sus errores y falencias y el aprendizaje toma seis meses o un año como mínimo.

Cuando la señora María del Carmen Alva dice que el promedio de aprobación de un Congreso es del 25%, yo creo que está en lo correcto, recordemos que algunos han acabado con 10 % de aprobación y hasta menos. No recuerdo un Congreso que haya empezado a trabajar con un 50% de aprobación y a eso hay que agregar que siempre existen “ovejas negras” que meten la pata y perjudican la imagen del Poder Legislativo.

Yo he estado en cinco Congresos y a mi lado he visto a personajes que han perjudicado al Parlamento; por ejemplo, el general Donayre quien no era un político de profesión, era un militar de profesión, pero le hizo un daño lamentable al Congreso. Sus delitos fueron cometidos cuando era militar pero el legislativo tuvo que asumir un pasivo que le correspondía a un personaje que había delinquido antes de llegar al Congreso. O sea, su caso embarró a los 129 congresistas restantes.

La manera de mejorar la imagen del Congreso es eligiendo mejor a sus integrantes y para eso existe el voto preferencial. ¿Acaso es solo culpa del congresista electo o también de aquellos votantes que decidieron elegirlo? Hay una corresponsabilidad entre el elegido y los que lo eligen.

(*) Excongresista de la República

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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