Constituye un acto de repudiable lacayaje político que el alcalde tacneño del Alto de la Alianza, Demetrio Cutipa, haya condecorado en La Paz, Bolivia, a Evo Morales, enemigo del Perú, un siniestro agitador cocalero que pretende crear la República del Sur mutilando parte del territorio nacional.
Morales, además, ha sido calificado persona no grata por el Congreso de la República y se encuentra impedido de ingresar a nuestro país no solo por sus constantes intromisiones en asuntos de competencia interna sino porque nos difama sistemáticamente.
Varias veces ha sostenido la patraña de que en el Perú se ha instalado una base militar norteamericana, a sabiendas que no es cierto. Mas aun, cuando oficialmente se desmintió esa versión tracalera insistió en la falsia.
Dijo, asimismo, que la policía nacional ha reprimido violentamente a pacíficos manifestantes por consideraciones raciales o porque son personas pobres.
Ocultó, deliberante, que esos “pacíficos manifestantes” bloquearon carreteras, atacaron comisarías con bombas molotov, incendiaron varios locales del Ministerio Publico y del Poder Judicial, pretendiendo destruir cuatro aeropuertos, esto último calificado de “acto terrorista” por la convención contra el Terrorismo de Naciones Unidas.
Para exculparse de las graves acusaciones que le han hecho desde el entorno del jefe de Estado, Luis Arce, involucrándolo con el narcotráfico replicó manifestando que las drogas provienen del Perú.
Más aún, Evo Morales continúa impulsando una campaña internacional sosteniendo que Pedro Castillo fue víctima de un golpe parlamentario porque así lo demandaron grandes empresarios, aliados del imperialismo, por temor que afecten sus intereses económicos; una narrativa fantasiosa para encubrir a un ex mandatario golpista y corrupto.
Evo Morales es la voz gritona, agresiva, de las dictaduras del socialismo del siglo XXI y los militantes de su panaca política – el MAS – han tenido la audacia de desplazarse a Cusco y Puno para expandir un mensaje radical a favor de legalización de los cultivos de hoja de coca y para que se convoque a una Asamblea Constituyente, mecanismo no contemplado en nuestra carta fundamental.
Cutipa, en suma, al condecorar a Evo, ha ofendido a todos los peruanos y bien haría el Consejo Municipal del Alto de la Alianza en vacarlo y disponer el retiro de la condecoración impuesta al ex presidente boliviano.
(*) Excanciller de la República del Perú
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