Opinión

El olvido del vóley playa

Dentro del voleibol nacional, una de las ramas poco promocionadas o difundidas es el vóley playa, disciplina que atraviesa un momento crítico al carecer de proyectos planificados y consistentes que lo robustezcan tal como sucede en otros países. Como en muchas de otras ramas de este bello deporte, el vóley playa es un espectáculo masivo en otros lugares del
planeta, congregando a miles de aficionados que siguen con gran entusiasmo las distintas paradas internacionales.

Hoy en día los proyectos de voleibol playa son limitados y en su totalidad administrados por privados. No existe, por ejemplo, ninguna academia municipal o de liga que gestione un trabajo serio y a largo plazo, descubriendo talentos con la finalidad de promocionarlos a nivel federativo. En lo privado se hace también muy poco, con un puñado de academias que subsisten a duras penas por la falta de apoyo de la empresa privada. Ni qué decir de la capacitación de entrenadores ad hoc para este deporte. Los pocos que trabajan en el Perú son extranjeros que tratan de nadar contracorriente en un país que prácticamente los ignora.

En lo federativo, existe una clara división entre el vóley playa femenino y el masculino, siendo el primero el más promocionado en todas las competencias. Como claro ejemplo, diremos que en el último circuito nacional de voleibol playa – que fue en 2022 – se repartieron premios desiguales entre géneros: el femenino tuvo premios hasta el octavo lugar, mientras que el masculino solo hasta el tercero.

Asimismo, las duplas masculinas nacionales fueron borradas de un plumazo para las paradas sudamericanas de este año, otorgándose el privilegio de representar a nuestro país sólo a las duplas femeninas. Ello desmotiva a los diversos deportistas que optan por abandonar esta disciplina o practicarla a manera de divertimento, sin el esfuerzo que requiere un duro entrenamiento de nivel competitivo.

Como último punto analizado, podemos mencionar que este año no se ha realizado ninguna parada nacional adulta ni de categoría base, promoviendo la aparición de nuevos talentos. Da que pensar que países mediterráneos como Paraguay y hasta Bolivia nos llevan varios peldaños de ventaja, pese al extenso litoral que ostentamos. ¿Qué hace falta? Promover la práctica del vóley playa masivamente: ligas, municipalidades, academias, clubes y la propia Federación deben comprometerse en adecuar proyectos a largo plazo, donde se enseñe esta disciplina desde las categorías base.

El voleibol nacional debe ser visto como un gran proyecto que involucre a todas sus ramas y categorías, sin olvidar a ninguna de ellas. Para este deporte es vital el apoyo del Estado (IPD) y de la empresa privada, dotándole de los recursos adecuados para ejecutar planes previamente gestionados.

Si no tenemos esa visión de futuro, estaremos lamentándonos eternamente y viviendo de triunfos pasados que solo nos traen buenos recuerdos, pero pocos resultados.

(*) Periodista y dirigente deportivo

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