Kimberly García León le regaló al Perú, en el mes patrio, un título mundial inédito, un cetro que pone a nuestra nación en un lugar privilegiado, en uno de los deportes fundadores del olimpismo. La marchista rompió la cinta en Oregón, y fue ahí que empezó a ser noticia y a viralizarse por medios digitales y audiovisuales, demostrando nuevamente que somos un país futbolero y con poca cultura deportiva. A falta de la clasificación de la selección peruana de fútbol, García consigue aplacar ese golpe anímico catarí, con un título de niveles superlativos. Hoy, cuando discutimos el sueldo de Ricardo Gareca, nadie se detiene a pensar un momento el abandono que muchos atletas de provincia, en su gran mayoría, sufren a causa de una dirigencia ingrata y malévola, que los excluye del apoyo económico (llámese PAD), y que los somete a luchar por no abandonar lo que más aman, y por lo cual representan al país. Si el fútbol fuese parte de sistema deportivo nacional, y por ende los futbolistas recibieran el PAD: ¿Cuántas medallas cosecharían?, ¿Podrían mantenerse en el programa de apoyo como la norma lo exige?
Kimberly García había denunciado abandono en septiembre de 2020 por parte del IPD, previo a los Juegos Olímpicos de Tokio, en un momento donde necesitaba prepararse de cara a la cita universal. Años atrás también manifestó su intención de ponerle fin a su carrera deportiva por falta de apoyo económico. Su perseverancia y batalla contra un sistema desleal y desdeñoso le dan mucho más mérito a su hazaña. La campeona mundial será la cortina de humo perfecta para aquellos que rigen el Programa de Apoyo al Deportista, funcionarios adeptos a la cofradía quienes se jactarán de tener incluída a la monarca mundial de marcha en el PAD. Sin embargo, este título no hace más que demostrar el espejismo del deporte peruano; el paralelismo en la que vivió está atleta en varias instancias de su recorrido, a punto de depresión, y de dejar todo por el desamparo.
Está huancaína de “acero inoxidable” se enamoró desde los cinco años de la marcha atlética, salió de su terruño con sueños para convertirse en olímpica, y lo cumplió. Se propuso subir al podio en un mundial, y se colgó la de bronce en Omán. Se mantuvo perseverante y pensó en grande, hasta consagrarse como la más importante de su especialidad, en un mes donde el patriotismo y el amor por nuestros colores refulge enormemente . “Kimi” ya está en el sitial de honor junto a Edwin Vásquez Cam, Julio Granda, Adolfo Suárez, Jimmy Euler Pinto, Sofía Mulanovich, entre otros. Kimberly García honra a un país negado de títulos, pero hoy se puede escribir con tinta dorada e indeleble, para que el orgullo quede perenne.
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