Opinión

Pobreza: campo fértil

Por: Antero Flores-Araoz

Días atrás, disertando ante un selecto grupo de personas, comprometidas en la defensa del sistema democrático y de la economía social de mercado, como pilares para el desarrollo nacional y elevación del nivel de vida de la población, Víctor Andrés Ponce manifestó que la pobreza era el campo requerido para que fertilizasen las ideologías de izquierda extrema con tendencia socialista y que muchas veces lindaban con el comunismo marxista.

Clarísima y cierta la expresión del mencionado contertulio, pues cuando las personas están fastidiadas, mortificadas y hasta indignadas por la falta de empleo, porque sus magros ingresos no les alcanzan para su mantenimiento y el sostén de sus familias y que incluso tienen que dobletear laboralmente para solventar los más mínimos requerimientos, son más susceptibles de escuchar los cantos de sirena que le dicen que con la protesta social y la violencia, conseguirán la “justicia social” y elevarán su nivel de vida.

Nada más falso, solo se logrará el desarrollo y crecimiento del país, con inversiones que generen trabajo decente y mejores retribuciones y, para ello es necesario que exista confianza en el país de los inversionistas que exponen sus capitales y futuro y, que escogen el Perú pudiéndolo hacer en otras latitudes.

La confianza solo se genera si hay tranquilidad social, si la violencia y vandalismo han sido desterrados y si la población cree sinceramente que solo con el trabajo decente, se conseguirá mejorar los ingresos y satisfacer las necesidades personales y familiares.

Los discursos izquierdosos, revoltosos, supuestamente reivindicativos, pero realmente depresivos, solo llevan al caos y hay que combatir la pobreza para que no exista el campo fértil en que se desarrollen tales errados discursos y narrativas.

Igual como no puede fertilizar la vid donde el clima es gélido, tampoco puede germinar planta alguna en el desierto y, si ello sucede con la naturaleza, también con la sociedad, en que para desarrollarse y fructificar requiere del clima social apropiado, con tranquilidad, con optimismo y con esperanza en el futuro.

La mejor forma de combatir la pobreza, que como reiteramos es el campo fértil para las teorías y prácticas violentistas, es generando trabajo, de lo que debe encargarse la actividad privada y para lo cual el Estado debe ayudar aboliendo las trabas burocráticas absurdas y, crear el ambiente de tranquilidad en que las inversiones puedan fructificar.

Los milagros económicos no existen, como tampoco el maná (alimento) que baje del cielo, y además como dijo el exitoso ministro de Economía y Finanzas que se encuentra ya en mejor mundo: “no hay lonche gratis”.

Solo el esfuerzo personal, el sacrificio, la dedicación y la constancia, hará que los ciudadanos salgan de la pobreza y para ello, volvemos a insistir, se requiere de la inversión que es la que crea los puestos de trabajo.

Al igual que el Estado tiene que hacer su tarea, el empresariado tiene que hacer la suya, pues lamentándose no logrará el objetivo de sacar adelante al país al igual que a su población.

(*) Expresidente del Consejo de Ministros

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

 

 

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