Opinión

No incendien la pradera

Por: Martín Valdivia Rodríguez

En el refranero popular hay una frase que dice “a río revuelto, ganancia de pescadores”. Eso es lo que quieren hacer fracasados políticos que, ahora que atravesamos tiempos difíciles, están convocando a movilizaciones para llamar a patear el tablero de la democracia y catapultarse ellos a la palestra. Pero se equivocan, las marchas no son ningún trampolín a la fama para politicastros ansiosos por obtener o recuperar notoriedad.

Les está fallando el cálculo político. Ninguna protesta, ni la de noviembre del 2020, que dejó dos muertos, ni la de fines del 2022 e inicios del 2023, con el saldo de más de 50 muertos, fue encabezada por algún político. Ambas manifestaciones carecieron de un liderazgo, no hubo ninguna cabeza visible y su convocatoria por el contrario, estuvo a cargo de organizaciones que, actuando casi desde el anonimato, se aprovecharon de grupos delincuenciales para promover violentos disturbios, bloqueos de carreteras y hasta ataques e intentos de toma de aeropuertos, con muertos y heridos.

Porque esos actos criminales de ninguna manera fueron realizados por personas que ejercían su derecho a la protesta, que está expresamente reconocido por la Constitución, sino por hordas delincuenciales que se infiltraron en las manifestaciones y terminaron encabezándolas.

Ahora están azuzando nuevamente a la población con el objetivo de desestabilizar a la democracia y salir ellos a la palestra, como héroes de una revuelta que no sabemos qué consecuencias traerá. Detrás de estas convocatorias están personajes vinculados a las gestiones de Martín Vizcarra y Susana Villarán, los grupúsculos caviares cuyo método preferido para ganar notoriedad es agitar la calle, como si estuviéramos en los 80 o los 90, cuando sí había políticos que verdaderamente tenían el prestigio y la condescendencia de un verdadero líder con la población.

La crisis que enfrenta el Gobierno los alegra y entusiasma. Creen haber encontrado la chispa para incendiar la pradera, ese mismo pensamiento que tuvo Mao Tse Tung cuando escribió una carta para criticar las ideas pesimistas al interior del Partido Comunista.

Pese a los problemas surgidos, especialmente por el caso del reloj Rolex, el país empezaba a dar indicios de recuperación económica para la anhelada reactivación, tan esquiva desde los tiempos del covid. Si se vuelve a mover la calle, habrá más inestabilidad política y desconfianza en los inversionistas, menos trabajo y más necesidades. La parálisis económica que causa el vandalismo, común en estas marchas, afectará, principalmente, a los más pobres. Eso no lo podemos permitir. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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