Opinión

Luchar o no luchar, esa es la cuestión

Por: Fernando Cillóniz Benavides

El titular del presente artículo está inspirado en el célebre “ser o no ser…” del genial William Shakespeare (1565 – 1616). La genialidad está en la sencillez y en el profundo sentido existencial de la expresión. ¿Ser o no ser? Aplicada a la coyuntura peruana actual, la cuestión es: ¿ser patriótico o no? ¿Amar al Perú y desearle lo mejor, o no? No ser patriótico, en las actuales circunstancias, es ser un vándalo que bloquea carreteras, destroza aeropuertos, incendia comisarías, agrede a policías, saquea mercados y demás. No ser patriótico, en las actuales circunstancias, también es ser sumiso, pusilánime o cobarde… ¡esa es la cuestión!

Los antipatriotas peruanos, que ciertamente los hay, van a actuar, cada cual a su manera. Los cobardes van a observar, hablar, opinar, diagnosticar, pero nada más. Otros, más cobardes aún, van a tirar la piedra y esconderán la mano.

La pregunta entonces es ¿qué debemos hacer los patriotas frente al accionar de los antipatriotas? La respuesta de los cobardes es – nada, no hagamos nada para eso está el Estado –. Y en parte, tienen razón.

En condiciones normales, los Estados están para velar por los derechos de sus ciudadanos al libre tránsito, a la libertad de trabajar, a la seguridad y protección de la propiedad pública y privada, etc.

Sin embargo, contra lo que dice la teoría, el Estado peruano – nuestro Estado – está en otra. No nos protege de los delincuentes. Al menos, no en la medida que todo Estado mínimamente eficaz, debe proteger a sus ciudadanos. Bueno pues, como mencioné en un artículo anterior, los peruanos estamos ante disyuntivas parteaguas: ¿libertad o tiranía? ¿democracia o dictadura? ¿civilidad o barbarie? Así estamos. La alternativa del diálogo es inútil.

Dialogar con vándalos o terroristas que buscan el caos y la anarquía, no tiene sentido.

Insisto. No me refiero a aquellos ciudadanos que protestan justificada y civilizadamente por los pésimos servicios que el Estado está obligado a brindarnos: agua, salud, educación y seguridad. Yo también protesto por ello.

Pero en la lucha contra la tiranía y la barbarie son ¿ellos o nosotros? Uno de los dos tiene que sucumbir. Ellos y nosotros somos mutuamente excluyentes. Somos incompatibles. No es posible convivir – ellos y nosotros – en armonía.

A lo que quiero llegar, es que no queda otra sino luchar. Sigamos el gran ejemplo de aquellos compatriotas de Puno, Cusco y Arequipa– de los que se habló muy poco, en su momento – quienes en medio de los saqueos y destrozos de enero y febrero pasado, salieron a las calles y enfrentaron valientemente a los vándalos. ¡Ese es el ejemplo de patriotismo que debemos seguir! Luchar o no luchar… ¡luchar es la cuestión!

(*) Exgobernador regional de Ica

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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