Opinión

Christian Cueva: El 10 del pueblo

Por: Tito Ponte Silvera

Al son de “El Cervecero”, con trago en mano y con sus “solis”, Christian Cueva fue por mucho tiempo un personaje cuestionado de nuestro fútbol peruano: quizás porque se parece, en diversas actitudes, al común denominador, a cada uno de los que estamos leyendo en este momento, amantes de la noche y el buen trago. Pero, la crítica y los vilipendios apuntaban tras los desaciertos sobre la cancha, como cuando erró el penal contra Dinamarca o su nefasta jugada en la altura de La Paz ante Bolivia.

Parecía que ”Cuevita” no tenía arreglo, a pesar de sus cualidades técnicas y sus goles, aún continuaban los errores y se venía a la mente sus noches de micción en el aeropuerto, sus pichangas de búnker en búnker, y los cuestionamientos hacia Gareca y el aguante con su protegido, al incluirlo constantemente en un once Blanquirrojo que no lograba un buen fútbol y resultados que nos beneficiaran de cara a la clasificación.

Sin embargo, el paternalismo de Gareca, ese que se mostraba protector, fiel a sus jugadores, sin importar la crítica mezquina o, como decía Markarián, “¡Miserable!”, lo mantuvo incólume, y tuvo efecto. No estamos lejos de la realidad si decimos que el mejor Christian Cueva llegó gracias a la mano de su coach personal, José Neyra, quien durante muchos meses trabajó muy cerca del seleccionado para lograr la mejor forma física en la carrera del mediocampista, seguramente otra sugerencia de Ricardo Gareca.

Otro de los aspectos claves, su familia. Su esposa ha sido una pieza fundamental para que el jugador pueda levantarse ante las críticas, incluso frente a rumores de la farándula que lo involucraron con algunas damas de la vida pública. Su esposa, manteniendo su lugar, preservando la comunicación y su posición, supo resolver diversas situaciones para guiar a su familia y al propio Christian, que sostuvo un buen estado anímico y espiritual. Fueron muchos los jugadores talentosos que se perdieron en el camino, como los casos de Reimond Manco, Jean Deza o el “Churrito” Hinostroza, jugadores irrecuperables, que influidos por la inestabilidad se perdieron en el camino. Gracias a Dios Christian Cueva, no.

Todos lo criticamos y no hubo nadie que se abstuviera a putearlo por sus videos saboreando las “ricas chelas al polo”, después de derrotas y errores puntuales. Pero, la mejor versión de Cueva nos recuerda que su talento y enfoque (a tiempo) pudo deslindarlos de su emoción por la vida nocturna, sobre todo antes de los partidos importantes de la selección para prepararse conscientemente, respetando ante todo la camiseta y a su entrenador, el hombre que más apostó por él y quien estuvo en las buenas y malas para hacer del Cueva, hoy por hoy, el “10 del pueblo”.

Si habría que poner a Cueva en un escalafón, en mi consideración, a pesar que muchos susceptibles no acepten comparaciones o semejanzas, yo lo situaría como uno de los 10 más importantes en la historia del fútbol peruano (ojo, 10 como posición, no por el número de camiseta), a la par incluso de César Cueto, el poeta que marcó una época y un tiempo, y que ahora tiene como heredero al diestro trujillano. ¡Arriba Perú, hoy y siempre!

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

 

 

Related Articles

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Check Also
Close
Back to top button