Opinión

La destitución de Billinghurst II

Por. Víctor A. García Belaunde

El 10 de noviembre de 1912 el Perú era informado que el puerto de Salónica había sido tomado por Grecia en la primera guerra de los Balcanes y esta noticia internacional realmente marcaba la atención pública; mientras que en el acontecer nacional se debatía en el Congreso la ley electoral, la adquisición de armamentos navales y su falta de idoneidad por su antigüedad.

Al día siguiente el país queda sorprendido cuando aparece filtrado en el diario El Comercio, un telegrama (de muchos otros) intercambiado entre el ministro de Relaciones Exteriores de Perú Wenceslao Valera con el ministro de Relaciones Exteriores de Chile Antonio Huneeus Gana donde se decía: “Santiago noviembre 10. – Se ha llegado a un acuerdo restableciendo las relaciones entre Perú y Chile sobre la base de la postergación por veintiún años del plebiscito, cuyos detalles quedan acordados”.

La ciudadanía no salía de su asombro al conocer que el Gobierno del señor Billinghurst postergaba la celebración de la consulta sobre la nacionalidad de Tacna y Arica en 21 años más, esto significaba que el plebiscito estipulado en la cláusula tercera del tratado de Ancón que le dio a Chile una posesión de solo 10 años, esta se aplazaba hasta 1933; y con ello favorecerían indefectiblemente a los sureños.

Con el transcurrir del tiempo salieron otros telegramas donde se conoció que la junta plebiscitaria iba a tener la conformación de dos delegados peruanos, dos delegados chilenos y presidido por el Presidente de la Corte Suprema de Chile, con lo cual se dudaba de su imparcialidad.

En el Congreso el diputado por Cotabambas Rafael Grau hijo del gran almirante del Huáscar, dijo fundamentando su solicitud de invitación al ministro de Relaciones Exteriores: “Que venga a la Cámara a decirnos que esa noticia que se da, de diferirse la realización del plebiscito para de aquí a veintiún años, es una inexactitud. Porque si esa es la solución, esa solución está reñida con el sentimiento del Perú, porque esa es la cesión definitiva de Arica y Tacna, en una forma indecorosa”.

En la misma sesión el diputado por Andahuaylas Alberto Salomón manifestó: “…cuando fue enviado a Chile, allá por los años de 1898, el mismo ciudadano que rige hoy los destinos del Perú. Si aquel hombre… que entonces llevando como bagaje su profundo conocimiento del problema supo alcanzar aquella solución que es la única en nuestras relaciones con Chile que fue recibida con beneplácito por los peruanos… es evidente que esa solución que el problema va a tener dirigida por él tendrá que ser una solución patriótica que guarde perfecta conformidad con la que alcanzó la del año de 1898”.

Catorce años antes, en 1898, Piérola envía a Chile a Guillermo Billinghurst quien logra una gestión impecable logrando someter a arbitraje la cuestión Tacna y Arica y entre otras estipulaciones la comisión que llevaría a cabo el plebiscito sería presidido por un neutral.

Este acontecimiento marcó el destino del mandato de Guillermo Billinghurst quien buscó ampararse en medidas populistas para lograr salvar su gobierno, y empezó el tira y afloje con el Congreso una forma de hacer política cuyos resultados en 1914 fueron favorables al parlamento que estuvo a punto de ser disuelto, y se salvó por la asonada militar del entonces coronel Oscar R. Benavides.

Como ya hemos dicho, estas negociaciones de Billinghurst tuvieron su consecuencia en el momento del fallo del Laudo arbitral del presidente norteamericano Calvin Collidge (1923-1929). Billinghurst murió en 1915 y no vio el daño que le hizo a su país. Las palabras de un presidente no son de un ciudadano cualquiera sino del máximo representante del país y para rebatirlas los mecanismos se encuentran establecidos en la Constitución del Política Estado.

(*) Excongresista de la República

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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