Opinión

Giampietri: Un marino indoblegable

Por: Victor A. Garcia Belaunde

Estando fuera del país me entero de la muerte del almirante Luis Giampietri Rojas, deceso que todos los que sufrimos el terrorismo de cerca lo lamentamos profundamente. Gianpietri fue un marino distinguido y disciplinado que actuó con decisión al participar en el develamiento del motín del penal “El Frontón” (18/6/1986) durante el primer gobierno de Alan García, hecho que le valió una persecución implacable que ha terminado con su fallecimiento. No obstante su secuestro, fue parte fundamental en la operación militar “Chavín de Huántar” (22/4/1997) que rescató a 72 rehenes de la residencia del embajador del Japón cuando esta fue tomada por una banda terrorista.

García lo reivindicó y con ello a la Marina y a las FFAA por eso lo puso en su plancha presidencial en el 2006 como primer vicepresidente, mientras que en la segunda vicepresidencia incluyó a la dama arequipeña Lourdes Mendoza del Solar.

Al ganar Alan García las elecciones, Giampietri entró al Ejecutivo y quiso tener escritorio y despacho en Palacio de Gobierno, siendo el mismo García quien se encargó de hacerle ver que los vicepresidentes no eran parte necesariamente del Ejecutivo, sino que su cargo era de un accesitario o suplente ante una eventual indisposición del titular.

También fue elegido parlamentario y su actuación era como si fuese un pez fuera del agua. Planteó en sus primeras intervenciones comisiones investigadoras contra el Gobierno de Paniagua por los indultos que se dieron en ese periodo y usaba información no siempre exacta. Esto me llevo a debatir con él, precisándole que los indultos se dieron en base a los informes de la comisión Lanssier y que estos se dieron antes, algunos pocos durante y después del gobierno de transición. Esta discusión que fue en principio en buenos términos después se transformó en discrepancias aparentemente irreconciliables. Estas discrepancias que son normales en un parlamento donde hay políticos no desembocan necesariamente en enemistad, Giampietri sin experiencia política tomó el tema como algo personal.

En una oportunidad Giampietri pidió que el Congreso lo respalde para no asistir a una de las tantas audiencias vinculado a su actuación en “El Frontón”, esto generó una nueva discusión con él, porque injusta o exagerada la convocatoria no era función del Congreso proteger a ninguno de sus miembros que eran citados por la justicia. Además, la vicepresidencia era un cargo honorifico, accesitario no ejecutivo, con pocas responsabilidades y obligaciones, por eso recordé la frase de John Adams quien dijo “no entendía como el inteligente pueblo norteamericano había creado el cargo de vicepresidente que es tan insignificante”.

Belaunde decía que no le gustaba los vicepresidentes protagónicos y que era mejor tenerlos alejados de la función pública porque podría desgastarlos y cuando llegaba la hora de reemplazar al presidente no deberían de tener ningún tipo de cuestionamientos.

Mis diferencias con Giampietri fueron notorias y públicas en su momento lo que me llevó a un distanciamiento, que el tiempo las arregló. En un almuerzo campestre en Pachacamac fue Isaac Galsky quien nos acercó porque dijo que él no quería morir sabiendo que dos amigos suyos estuvieran alejados, y en un ambiente de la casa convocados por Luis Bedoya Reyes resaltó la amistad que tenía con ambos, y después de una larga alocución Giampietri y yo nos dimos la mano; desde allí desaparecieron las discrepancias y reanudamos nuestra amistad.

El descansará en paz, bajará al sepulcro para encontrar la tranquilidad de su sueño y gozar de la serenidad de su legado; y sus perseguidores se quedarán frustrados al comprobar que su lucha intestina, nociva e inútil llevada por más de 30 años nunca lograron doblegarlo.

(*) Excongresista 

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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