Opinión

El fin de la era Gareca (I)

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Cuando uno termina el colegio o la universidad, una de las más grandes tristezas es que tomará un nuevo camino y tal vez no volverá a ver nunca más al buen profesor, al maestro y guía, al hombre que nos infundió su sabiduría, abonó nuestras cualidades, corrigió nuestros defectos y nos hizo mejores personas. Esa es la sensación que deja Ricardo Gareca, quien después de siete años de un exitoso paso como entrenador de la selección peruana de fútbol, tuvo que partir, quizá para no volver. Lo saben Christian Cueva, Gianluca Lapadula y todos los jugadores que estuvieron bajo su mando. Por eso lloran.

El “Tigre” nos devolvió la esperanza con su filosofía del deporte y de la vida: hacerse fuertes ante la adversidad. Por esas cosas del destino, aquel jugador argentino que con su gol nos dejó sin mundial en las eliminatorias para México 86, como entrenador nos clasificó para Rusia 2018 y nos devolvió la alegría. Gareca acabó con 36 años de ausencia para la selección peruana en la justa mundialista. Y lo hizo en medio de las precarias condiciones que caracterizan a nuestro balompié en cuanto a organización e infraestructura. Confió en el material humano.

Antes de Gareca, Perú tuvo diversos entrenadores nacionales y extranjeros, algunos rankeados y con amplia experiencia. Desde Tim, que dirigió a la última selección peruana que asistió a un mundial (España 82) antes de la era Gareca, fueron 24 los directores técnicos que se pusieron el buzo bicolor. Entre ellos, Moisés Barack, Miguel Company, Freddy Ternero, Julio César Uribe, Franco Navarro y el propio Juan Carlos Oblitas, entre los peruanos. Los extranjeros fueron José Macía Pepe, Vladimir Popovic, Pacho Maturana, Paulo Autuori, Sergio Markarián y Pablo Bengoechea.

No es que Perú no haya tenido buenos jugadores en esos 36 años de ausencia, pues por la selección pasaron el “Chorri” Palacios, Nolberto Solano y Óscar Ibáñez, entre otras figuras. En algunas ocasiones incluso estuvo a punto de clasificar, pero faltó el puntillazo final. Con Gareca fue diferente.

“Creo en el jugador peruano, por eso estoy aquí”, fueron sus primeras palabras, luego de ser presentado una mañana de marzo del 2015. Los entrenadores argentinos se caracterizan por el carácter filosófico de su trabajo, pero, dada la idiosincrasia del futbolista peruano, también son fundamentales el aspecto psicológico y el carácter pragmático en el manejo de todo grupo humano. Mañana continuamos. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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