Opinión

5 de abril: 1992 y 2022 (II)

Por: Martín Valdivia Rodríguez

El lunes 3 de febrero de 1975 ocurrió en la capital del país el denominado “Limazo” o “Febrerazo”. Gobernaba el general Juan Velasco Alvarado y una huelga policial dio lugar a una serie de revueltas y desmanes, situación que fue aprovechada por grupos criminales y opositores al régimen, que perpetraron una serie de saqueos e incendios. A raíz de las violentas protestas y saqueos en Huancayo, Ica y otras ciudades, el Gobierno de Castillo temió un escenario similar al de hace 47 años. Por eso decretó el toque de queda, que en realidad tuvo un efecto contraproducente.

El “Limazo” fue consecuencia de una cadena de hechos que empezaron el 3 de octubre de 1968 contra el arquitecto Fernando Belaunde Terry. Entre las reformas que implantó el general Velasco se encuentra la expropiación de los medios de comunicación, cuando fueron tomados algunos diarios que aún mantenían su autonomía (La Prensa, El Comercio, Correo, Ojo y Última Hora). Como consecuencia de esta medida, por primera vez durante el gobierno de Velasco se produjeron manifestaciones de rechazo en las calles.

En Miraflores se organizó una protesta en calles y plazas con el saldo de 400 detenidos. El gobierno ridiculizó la medida calificándola de “pituca” y “oligárquica”. Craso error cometido también por Belaunde cuando, en su segundo gobierno, empezó a aparecer Sendero Luminoso y él dijo que solo se trataba de “bandas de abigeos”. Por cierto, en la marcha del último martes hubo gran cantidad de personas de los barrios residenciales, pero también de zonas emergentes. Y, aparentemente, grupos de infiltrados, hecho que debe ser materia de investigación.

El descontento contra el régimen de Velasco también llegó a la Policía, que entonces se quejaba de los bajos sueldos y se sentía postergada por las Fuerzas Armadas, que las consideraba como “fuerzas auxiliares”. La protesta policial se extendió de comisaría en comisaría y se sumaron otros gremios. Las turbas incendiaron el Casino Militar (situado en la Plaza San Martín), el local del diario Correo y el Centro Cívico. En el centro de Lima saquearon las tiendas “Scala Gigante”, “Marcazzolo” y otras.

Ese es el panorama que temió el régimen de Castillo a raíz de las últimas protestas y por eso ordenó la inamovilidad, medida que horas más tarde corrigió ante el rechazo popular. Sus asesores también habrían recordado lo que ocurrió el 5 de abril de 1992 y en la “Marcha de los 4 Suyos”. Hay otras aristas que ameritan ser analizadas. Mañana continuamos.

 

 

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