Opinión

Victorio Macho

Por: Víctor A. García Belaunde

Victorio Macho es uno de los más grandes escultores de España, nacido en la ciudad de Palencia el 23 de diciembre de 1887, muriendo en Toledo el 13 de julio de 1966. Por la guerra civil española y sus posiciones republicanas salió de España en un exilio de más de 12 años refugiándose en Rusia, Francia, Colombia y finalmente llega a Perú en el año 40 y se casa con la peruana Zoila Barros Conti, cuyo hermano años después sería presidente de la Corte Suprema.

Macho instala su taller en el Museo de Historia en Pueblo Libre, vive en el Bertolotto en San Miguel, frente al mar y con la Lima de aquellos años se inspira en esculpir monumentos y bustos de connotados hombres públicos del Perú, siendo el monumento a Grau en Lima, su obra cumbre y la más emblemática de la capital que cuenta con 20 metros de altura.

Debemos recordar que 20 días después de la muerte de Grau durante la guerra contra Chile se dio una ley en el Congreso para erigir un monumento a Grau y a los valientes que sucumbieron en el Huáscar. Habían pasado más de 70 años del sacrificio de Grau y se aprovechó la residencia de Macho en Lima para erigir el monumento. Fue pues durante la presidencia de Bustamante y Rivero que se inaugura el monumento; siendo lo anecdótico del caso que Bastamente hace un gran discurso sobre Grau, y las crónicas de la época afirman que palacio de gobierno se cerró tres días, el presidente de la república no recibía a nadie, porque estaba preparando su discurso para inaugurar el monumento a Grau. Su discurso fue magnífico y ha quedado para la posteridad.

El monumento a Grau hoy está en el mismo lugar donde se inauguró, pero no es un lugar transitable y las personas no pueden apreciar esta magnífica obra de arte que además de lo artístico y la proporción de sus esculturas, es la gratitud de todo un pueblo para un hombre que simboliza el sacrificio, la inmolación y la tenacidad que todo peruano debe tener al defender a su patria.

Macho se retira del Perú y se va en 1952, regresa a España y en su país monta su taller en Toledo en lo que hoy se conoce Roca Tarpeya y trabaja allí hasta 1966 año en que fallece y su última obra fue el de hacer un busto de nuestro insigne maestro universitario Raúl Porras Barrenechea.

Al fallecer Victorio Macho, su viuda regresa al Perú y con ella algunas cosas personales del escultor entre ellas seguramente una carpeta conteniendo una serie de fotografías originales de él, de sus padres, de su primera esposa, de sus hermanos y abuelos. Esta carpeta la encontré en una tienda de antigüedades donde reconocí al artista en algunas de ellas y esto llamó mi atención y por eso la adquirí, porque no era dable que este tipo de documentos se vayan a perder.

Al rescatar estos documentos los ofrecí a la Real Fundación Toledo que preside la señora Sandra Falcó a quien le escribí y manifesté que estaba dispuesto a donarlo, la Fundación aceptó la donación y me propusieron que yo elija la fecha para la entrega.

Debo confesar que mi única preocupación era en entregar algunas fotografías que no fuesen del escultor, y mi satisfacción mayor fue que al entregar las fotos una por una, los directivos de la Fundación quedaron impresionados, porque de las más de 25 fotos originales solo conocían una y no se sabía dónde estaba el original. Con lo donado han podido armar el árbol genealógico fotográfico de Macho; inclusive había fotografías donde el escultor se realizaba como actor de teatro, faceta que no se conocía en España.

Creo haber entregado algo de la historia artística de España a donde corresponde, es lo propio a realizar por alguien que nos ha dejado su obra perennizándola para la posteridad en nuestro peruano del milenio: Miguel Grau.

(*) Abogado y excongresista

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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