Opinión

Una papa caliente en el Congreso

Por: Martín Valdivia Rodríguez

En el campo jurídico, las sospechas pueden convertirse en indicios y estos en pruebas. Las sospechas carecen de demostración, se fundan en la suposición, la conjetura o la apariencia. En el indicio, en cambio, la presunción deviene de una inferencia que tiene base o comprobación lógica y jurídica. Según la Fiscalía de la Nación, en la denuncia contra Pedro Castillo hay indicios y elementos de convicción. Sin embargo, el presidente afirma que existe persecución política, le inventan delitos y fabrican colaboradores eficaces.

El jefe de Estado se encuentra en una situación muy complicada porque hay varios personajes, elementos y hechos que se conjugan en la argumentación fiscal para sostener la tesis fiscal de la presunta organización criminal que hacía el gran bonetón con las licitaciones de obras públicas.

Están los congresistas “niños”, sus ajetreos en las inmediaciones palaciegas y la supuesta orden de Castillo de apagar las cámaras de video de la Casa de Pizarro para reunirse con cuatro de ellos, según la Fiscalía. Están los alcaldes cajamarquinos, los amigos, los amigos de los amigos, los empresarios allegados y los familiares, muchos de los cuales viajaban en el avión presidencial. Está el supuesto “gabinete bajo la sombra”. Está la primera dama y su hermana Yenifer, ambas investigadas y la segunda en prisión. Están los hermanos Espino. Están Bruno Pacheco, Zamir Villaverde, Karelim López… Estarán Juan Silva y el dueño de la casa de Sarratea, quienes por ahora están no habidos, pero que en algún momento tendrán ser puestos a derecho y decir su verdad.

El presidente dice que son inventos, mentiras, patrañas con las que le hacen juego a la oposición. Es cierto que la extrema derecha empezó con su campaña de vacancia desde el día que Castillo inició su gobierno. Es decir, cuando no habían ocurrido ninguno de los delitos que hoy le imputa la Fiscalía de la Nación al profesor. Es cierto que hubo un ensañamiento y que quizá el presidente tenga razón cuando alega que se ensañaron con él desde un principio por motivos racistas, centralistas y de celo político e ideológico, quizá.

Pero también es cierto que las sospechas se han convertido en indicios. La Fiscalía ha puesto la pelota en cancha del Congreso. Es una papa caliente que pocos quieren tocar. Veremos qué pasa. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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