Opinión

Servicio parlamentario

Por: Antero Flores-Araoz

El hecho de que, a dos años del actual Parlamento, se han sucedido ya cuatro Oficiales Mayores del Congreso, nos motiva a ocuparnos del tema. Esto atenta contra los principios laborales de cualquier organización, sea pública o privada, en la que se requiere especialidad, competencia, eficiencia y sobre todo tranquilidad o estabilidad en el cargo. Máxime cuando el Oficial Mayor del Congreso es el principal funcionario administrativo del mismo, en quien recaen las más altas responsabilidades en la materia, además de asesorar al presidente de la Institución, así como a su Mesa Directiva.

Dice la sabiduría popular que “todo tiempo pasado fue mejor”, y en lo que se refiere a la Oficialía Mayor es conveniente recordar tiempos emblemáticos. Por ejemplo, Enrique Carrillo Smith entró al servicio del Senado de la República como amanuense y sus sucesivos ascensos lo llevaron por méritos propios, sin amiguismos ni compadrazgos, a ser el Oficial Mayor del Senado durante 27 años, desde1945 hasta 1972.

Por otro lado, en la Cámara de Diputados, Luis Fernando Chacón fue su Oficial Mayor por 13 años entre 1978 y 1991. José Cevasco Piedra ejerció el cargo en el Congreso unicameral, en tres oportunidades por un total de algo más de diez años y, José Elice Navarro en dos oportunidades por 5 años en total. José Antonio Abanto lo fue también en dos oportunidades acumulando 4 años. Javier Abanto completó 5 años en tres oportunidades. Los demás que ejercieron el cargo lo fueron por un año o menos, pese a su competencia.

En las Comisiones Parlamentarias, lleva la administración y el asesoramiento especializado, el Secretario Técnico. Pero lamentablemente sucede algo parecido con cambios no siempre justificados, lo que atenta contra la calidad del respectivo servicio.

Para las bancadas o grupos parlamentarios, hay también personal de asistencia administrativa y asesores. Su número es acorde con el tamaño de cada grupo. Aunque cuando las bancadas se dividen, la nueva contrata nuevo personal. Cuando debería reducirse el número de los servidores de la bancada de origen para que se incorporen a la nueva sin que ello conlleve más gastos que a fin de cuentas salen del bolsillo de los contribuyentes.

Todo lo antes señalado podría evitarse si se hiciesen cambios razonables en el Reglamento Interno del Congreso con rango de Ley de la República.

Uno de los motivos por los cuales la población no ve con simpatía, pese a ser necesaria, la vuelta a dos cámaras legislativas (la Cámara de Diputados o de Representantes y el Senado de la República) es por la creencia que ello significará mayor presupuesto. La verdad es que con el mismo presupuesto se puede incorporar la segunda Cámara y con la reasignación de personal se puede atender a las dos. Se puede racionalizar el servicio parlamentario pues no se requiere tener dos administraciones sino una sola y únicamente es menester tener dos oficiales mayores pues uno solo no puede estar atendiendo simultáneamente a las dos Cámaras.

*Expresidente del Consejo de Ministros

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