Opinión

El odio no te deja ver

Por: Julio Cesar Torres M.

Es terrible leer y escuchar tantas sandeces juntas de los peruanos debido a 2 factores sociales que nos están hundiendo: el odio y la corrupción. Siempre pensé que de alguna manera las personas nos íbamos a defender entre todos, en momentos críticos o claves, pero creo que ya no es posible. Lamentablemente, los peruanos parecen la peor especie del planeta y lo digo con mucha pena, sobre todo en estos tiempos. Pero quiero dejar muy en claro que debe existir un 10 % de la población que sí ve el mundo con buenos ojos para todos.

Estas elecciones sacan a la luz el odio y la corrupción y demuestran a carta cabal el egoísmo y la ignorancia latente de muchos. Con el  escudo de la supuesta “dignidad” algunas personas defienden lo indefendible, que a leguas se ve  nos llevaría al hundimiento del país como sociedad.

Es que resulta inexplicable que gente mayor, entrada en años con historia a cuestas defiendan políticas que nunca han funcionado y cuando se les pregunta cómo se haría, no hay respuestas y pasas a ser su enemigo acérrimo, porque no aceptan que uno apueste por la democracia.

Ese odio con  ego enfermizo de miles que se ve abatido como si algo le hubieran quitado en el momento. No es que yo defienda a la candidata Fujimori, pero hay que apostar por un “País Libre”. La alternativa que nos da el Señor Castillo es lo más pobre que nos ha sucedido en nuestra historia. Como se puede  participar para ser un presidente sin ninguna preparación, sin ninguna vergüenza, sin saber hablar bien.

No debería ni tener tribuna alguien que tiene vínculos con el terrorismo. Hay gente que lo defiende como si fuera mejor que la candidatura de Keiko Fujimori, en todo caso son iguales con la salvedad -y es lo único que la hace una opción viable- que Fujimori no es una rancia política comunista.

Aquí hay un gran problema de salud mental de la población peruana: el “anti”. Es terrorífico como ha hecho mella esto en la cabeza de la población, con un odio que más daño le hace al que odia que a la candidata. Pienso que han llegado a extremos que lindan con la confusión o locura, porque lo pregonan a viva voz o en redes sociales y piensan que así son mejores.

Creo que sienten un  rencor, un sentimiento de enfado profundo y persistente; un resentimiento arraigado que los desequilibra y enferma de cuerpo y mente.  Al final, eso se va acumulando hasta que se convierte en deseo de venganza, en un voto suicida.

¡Una persona inteligente es la que aprende de la experiencia ajena, una persona mediocre es la que aprende de la experiencia propia, y un imbécil el que no aprende ni de la propia ni de la ajena!

(*) Comunicador & Productor

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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