Sony es la empresa que posee actualmente los derechos cinematográficos del hombre araña y de todos los personajes que hayan debutado en sus viñetas de cómics, adquiridos a Marvel a fines de los años 90’ cuando la editorial se encontraba en bancarrota. Al inicio de los 2000, estos derechos fueron manejados de buena manera por la empresa, sin embargo, la ambición de ganar más dinero fue destruyendo su franquicia más rentable, peleándose con el director Sam Raimi quien fue el responsable de las exitosas tres primeras películas de Spiderman obligando a un reinicio en el 2012 con el actor Andrew Garfield con quien también se pelearía y despediría tiempo después, un remake que no fue muy rentable para la empresa. Así es como Sony logra llegar a un acuerdo con Marvel para que se encargue de la franquicia de Spiderman y ellos de las películas de sus villanos.
Venom Carnage Liberado es la secuela de la película del año 2018 cuyos implicados en el guion y dirección aquí han sido borrados por completo debido a las críticas mixtas que obtuvo el predecesor filme. Ahora tenemos a Andy Serkis dirigiendo la segunda película de su carrera como director del cual termina decepcionando brindando un espectáculo pobre y ridículo. Los productores de Sony, Avi Arad, Matt Tolmach y Amy Pacal seguramente pensaron que poner a dirigir a una persona que anteriormente actuó para Marvel Studios ayudaría 
a copiar esa fórmula efectiva que ellos tienen para desarrollar historias, ¿pero quien en su sano juicio contrataría a un director novato por su carrera en la actuación? Esta película lastimosamente no logra ni igualar a su predecesora en el nivel de calidad. Tenemos el chiste sencillo, un Eddie Brock ahora convertido en un torpe periodista, con un Venom que lo ayuda en el desarrollo de la historia, pero teniendo varias peleas en todo momento, como si de una comedia romántica se tratara. La historia es muy simplona y sencilla, recuerda a aquellos filmes de súper héroes de fines de los años 90’ e inicios de los 2000’, yéndose por lo fácil, pareciendo que este filme sólo se realizo por los millones de dólares que se podrían meterse al bolsillo y sin despeinarse. Y así también se sienten en los actores, dando la impresión que en lo único que pensaban durante las filmaciones era en cobrar esos jugosos cheques en el banco. Unas actuaciones muy normalitas. El único rescatable en la actuación es el villano, interpretado por Woody Harrelson, un Cletus Kasady convertido ahora en el famoso y reconocido Carnage, quien aquí es totalmente desaprovechado, un villano nada trascendental que pasará a la historia por lo sencillo de su desarrollo y la falta de trasfondo que le brindan. Una total burla para cualquier fanático del personaje. Y ni que decir de su novia, que está ahí sólo para agregarle unos cuantos minutos más a la pobre duración del filme, que no llega ni a la hora y media.
Esta vez con Andy Serkis a la cabeza y por sus declaraciones que previamente brindaba a la prensa, se pensaba que al menos igualaría a la película antecesora de esta franquicia, pero logra decepcionar con creces. Como menciono, la historia es muy simplona, recurre al chiste fácil y pone toda su apuesta en los efectos especiales para mantenerte distraído. Lastimosamente Sony no encuentra el rumbo para poder desarrollar buenas películas y claramente tampoco tiene la intención de cambiar, el problema pasa por sus productores, que hasta que no den un paso al costado, nos seguirán brindando productos nefastos con la única finalidad de inflar sus cuentas bancarias.
CALIFICACION: MALA 
