Opinión

¡Rateritos a la cárcel!

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Hay delincuentes que entran y salen de las comisarías. Algunos tienen más de veinte detenciones, pero en ninguna terminaron en la cárcel o por lo menos recibieron una sanción. Otros han sido detenidos más de dos veces en menos de 24 horas y en todas salieron a la calle para seguir haciendo sus fechorías. La razón es que los objetos que robaron costaban menos que un sueldo mínimo (S/1,025) y, por lo tanto, eran considerados un hurto de menor cuantía. Esta situación cambiaría luego de la publicación de la Ley N° 31787, que modifica el Código Penal para establecer un nuevo criterio al fijar la frontera entre delito y falta.

¿A quién se le habrá ocurrido que, si le roban todo su dinero a un obrero que acaba de cobrar su sueldo mínimo de S/1,025 y vuelve a su casa con S/1,023 porque gastó dos soles 8 en el pasaje, el ladrón, en caso sea detenido, debe ser dejado en libertad? Hay que ser bien indolente para pensar de esa manera, que premia con la impunidad al delincuente y trata de manera injusta precisamente a los más pobres. O sea, cuando a una persona le robaban un celular que cuesta S/800 o S/1,000, si la policía detenía al ladrón, tenía que dejarlo en libertad porque el sujeto lo podía denunciar por abuso de autoridad. Increíble, pero cierto.

Parece que las cosas van a cambiar.

La nueva ley busca contribuir en la prevención y represión de la llamada “delincuencia menor”. La norma reduce la cuantía del hurto simple (que a diferencia del robo, la sustracción del bien se realiza sin ejercer violencia) al 10% de una Unidad Impositiva Tributaria (UIT); es decir, si el valor del bien sustraído equivale a S/495 o supera dicho monto, será considerado delito y no falta. Eso significa que, si el bien hurtado cuesta S/494.99, el ladroncillo quedará libre. Ahora bien, si el robo no sobrepasa dicho monto, se dictará la prestación de servicios comunitarios de 40 a 120 jornadas o con 60 a 180 días multa, sin perjuicio de la obligación de restituir el bien sustraído o dañado.

Ojalá esta nueva ley surta efecto y ahora sí esos facinerosos que entraban y salían de las comisarías, donde ya eran conocidos por los policías, terminen en prisión y paguen por sus delitos. Ojo, aquí hay que diferenciar lo que es un robo y un hurto, tipificación que les sirve a los ladrones que prácticamente gozan de impunidad. La nueva herramienta legal es un avance, pero hay mucho más por hacer en la lucha contra la inseguridad ciudadana. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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