Opinión

Que no se normalice (I)

Por: Iván Pedro Guevara Vásquez

En la brevedad de la vida humana aún no se aprende, en términos generales, qué viene a ser lo más importante: trascender en el tiempo, dejando testimonio de que hemos existido mediante huellas contributivas, obras escritas o no escritas que contribuyan a la sociedad, a nuestra comunidad general o a las comunidades profesionales u ocupacionales a las cuales pertenecemos en nuestro paso por la vida.

Lo que nos hace trascender se encuentra inspirado en valores y principios, como la justicia, la equidad, la verdad, la moral pública (ética pública), por ejemplo, de modo que debemos de guiar nuestras vidas por tales valores y principios.

Sin embargo, como el ser humano no pertenece a una sociedad planetaria única o a una ciudad ideal, debemos ubicarnos en el tipo o clase de sociedad en la cual hemos nacido y nos desenvolvemos cotidianamente. En nuestro caso, se trata del Perú. Y nuestro país carga sobre sus espaldas toda una historia, en donde en el principio de nuestra historia se logró edificar una sociedad avanzada para su tiempo en el continente americano: El Tahuantinsuyo, que habría sido inclusive más grande que el imperio azteca o la sociedad de los mayas.

Lo que sucedió después ya es historia conocida, pues los españoles invadieron el Tahuantinsuyo y establecieron su principal virreinato en el Perú, en una colonia que duró prácticamente tres siglos.

Ahora nos encontramos en otro tiempo y somos, en términos generales, mestizos, frutos de la unión entre los españoles y nuestros aborígenes runas e incas del Tahuantinsuyo.

Ahora se pretende descalificar a una inminente marcha de protesta social, anunciada para el 19 de julio del presente, con el calificativo de marcha incentivada por los terroristas del “Militarizado Partido Comunista del Perú (MPCP), que -cual remanentes del hoy extinto “Sendero Luminoso” del siglo pasado- operaría en la conflictiva área del VRAEM (Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro), en donde prolifera la producción de droga ilícita.

Ahora los congresistas “mocha sueldos”, que habrían atentado contra la remuneración de sus propios trabajadores congresales, en lugar de haber sido suspendidos en sus funciones, sólo habrían recibido una amonestación y una multa de 30 días de su salario, a diferencia de otros casos en donde en otro Congreso de la República los “mocha sueldos” eran desaforados y procesados penalmente.

No permitamos que se normalice lo incorrecto.

(*) Analista político.

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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