Opinión

¿Qué tipo de sociedad estamos creando?

Por: Martín Valdivia Rodríguez

En Tacna ha ocurrido un crimen espeluznante que hace recordar el caso de Elita Espino, la joven que, en el 2010, en complicidad de su pareja, asesinó a su propia madre, una reputada abogada, cuyo cuerpo descuartizó, con la finalidad de quedarse con su herencia. En la Ciudad Heroica, una chica de 21 años ha sido detenida como sospechosa de la muerte de su madre, una exitosa maestra, también en complicidad de su enamorado. Estos dos casos, parecidos al que protagonizó también Giuliana Llamoja en el 2005, confirman que las personalidades psicopáticas están en aumento y encuentran su caldo de cultivo en una sociedad cada vez más deshumanizada.

Los psicólogos y psiquiatras vienen dando la clarinada de alerta desde hace décadas, pero la situación empeora en vez de mejorar. El psiquiatra Martín Nizama, por ejemplo, más de una vez ha descrito las causas de este fenómeno: “Vivimos la cultura tanática, del canibalismo, la sociedad posmoderna es materialista; hay mucha información y tecnología, pero poca educación”.

Según el propio especialista, ya no hay contacto de los cinco sentidos. “Antes, en las familias tradicionales se conversaba mucho, ahora, no. Lo que existe es la familia proveedora donde los hijos mandan y los padres obedecen; y las familias electrónicas donde los aparatos reinan en la casa”.

Es cierto, avanzamos hacia una sociedad cada vez más fría, deshumanizada e indiferente, donde imperan el mundo virtual, el emoticón, la distancia y la ausencia. Un aplicativo y un clic es la solución hasta a los problemas del corazón y en ese plan nuestros niños y jóvenes van camino a convertirse en autómatas.

Esta no es, quizá, la única causa de estos asesinatos atroces, como los parricidios que dieron lugar a esta columna, pero sí una de las determinantes. La modernidad, la tecnología y lo material conducen a muchas personas a “cero espiritualidad, cero familia y cero valores”, como advierte el propio Nizama.

En estos tiempos, por ejemplo, en la educación se priorizan los conocimientos tecnológicos y eso está bien, pues es esa la tendencia, pero es un grave error eliminar en los colegios y universidades los materias de humanidades, como la historia, la filosofía y el arte. Son estos conocimientos los que nos conectan con la realidad y alimentan nuestra alma.

No solo es necesario que el Estado aplique una verdadera política de salud mental, sino también que el cambio empiece en la célula básica de la sociedad, que es la familia. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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