Opinión

Psicópatas en el poder

Por: Alberto Bajak Miranda

El caudillismo es una expresión universal de la egolatría humana estimulada por un notable endiosamiento de la personalidad suprimiendo cualquier tipo de diálogo. Logra perpetuarse en el poder, sin posibilidad de alternancia en la gobernanza bajo pretextos de irreemplazabilidad política. Es el peligro latente de apuntalar a la presidencia, sin ningún filtro ético, a gentuza sin fundamentos morales que pueden perpetrar, una vez que asuman el gobierno, severas desgracias en la conducción de cualquier país bajo el pretexto de transformación nacional.

Generalmente, estos personajes, desprecian las democracias y se convierten en presidentes con mayoritario aval de las clases más necesitadas que imploran por un “salvador” que otorgue subvenciones y regalos estatales por doquier. Además, tienen la rara particularidad, de que domestican y atontan rápidamente al pueblo menos intelectual. Su discurso contiene radical y proteicamente un tufillo socialista diseñado para engatusar tontos a discreción, e incluso, retórica simplona para reformar el sistema republicano podrido y caduco del país entregando y repartiendo la riqueza de la “oligarquía” entre todo el pueblo.

Robespierre hablaba de la urgencia de la educación popular para que las tiranías no prevalecieran eternamente. Lamentablemente, los gobiernos peruanos en décadas nunca se preocuparon de la educación, y la dejaron en manos de SUTEP, el esperpento destructor de la pedagogía nacional.

Ejemplos tiranillos en América: Velasco, Fidel Castro, Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, Nicolás Maduro. Un grupete de ladrones con graves denuncias de corrupción y latrocinio industrializado utilizando el socialismo para sus fines. Todos estos dejaron como constancia, discurso manipulador de izquierda, vicios mayores con grandes tropelías a la democracia hemisférica y cuentas corrientes multimillonarias producto de robos descomunales.

Ciertamente, el socialismo chavista fue un lastre y pésimo ejemplo para las democracias. Su embustera caracterización pseudodemocrática, mediante dictaduras manipulaban a los pobres con dádivas, regalos y canonjías. Y el gobernante se eternizaba bajo la convocatoria de Asambleas Constituyentes creadas para instalarse en el poder por largos años. El regalo sobreabundante con aportes estatales, televisión basura para idiotizar a la sociedad y convertirla en becerritos dio algunos frutos, producto de una estrategia continental condimentada sin mayor oposición.

En el caso peruano, Castillo, no califica como candidato a tirano, por la ignorancia estratosférica que hace gala. El ladrón de cuyes, demostró una incapacidad inconmensurable en el manejo de la cosa pública y de generar políticas de desarrollo económico y social. La propuesta comunista de Perú Libre resultó en un oscuro y corrupto gobierno que batió records de improvisación e ineptitud del cual, hasta Vladimir Cerrón está profundamente arrepentido por poner a un idiota monumental en el gobierno. Un desastre comunista con estampida de divisas y riesgo país a raudales.

En todos estos casos, las condiciones sociales y políticas fueron propicias para vertiginosos ascensos al poder de estos sátrapas. Pero debemos advertir que cada cierto tiempo llegan al poder psicópatas iluminados – léase Antauro Humala- que se instalan sorprendentemente con absolutista legitimidad aprovechando carencias y debilidades de la democracia boba que permite postulaciones de subnormales e insensatos maquillados como políticos ante la debilidad de nuestros sistemas democráticos de gobierno. Los demócratas, téngalo por seguro, lo vamos a evitar.

(*) Analista politico

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

Related Articles

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Back to top button