Opinión

No basta reunirse

Por: Antero Flores-Araoz

No es ningún secreto que los peruanos estamos viviendo una severa crisis tanto política como de gobernabilidad, que si bien agravada por las consecuencias de la pandemia sufrida y por las de la guerra entre la Federación Rusa y Ucrania, tiene sus componentes netamente nacionales, que no los vamos a repetir pues los han escuchado y leído hasta el cansancio.

Quien ejerce la presidencia de la República, invitó a una reunión al nuevo presidente del Congreso y este, retrucó invitándolo al palacio legislativo, donde se reunió el primero con el segundo, siendo acompañados respectivamente por algunos ministros y los vicepresidentes del Parlamento.

En la reunión a la cual nos referimos, por información brindada a la prensa, nos hemos enterado que el usuario y usufructuario del sillón de Pizarro le planteó al presidente del Congreso la suscripción de una propuesta que denominada “CONSENSO POR EL PERÚ”, en que entre otros rubros se solicitaba la pronta aprobación de diversos proyectos de ley que habían sido propuestos con urgencia, dentro de los cuales había algunos relacionados con las intenciones del ministro de Economía y Finanzas para el “IMPULSO” por la reactivación del aparato económico del país.

A su vez el novísimo presidente del Poder Legislativo solicitó la reglamentación de muchísimas leyes aprobadas, promulgadas y publicadas, pero que carecían de ella, que, al ser requisito para la aplicación de la primera, la omisión perturbaba el desarrollo de la Nación.

También hizo notar el titular del Legislativo al del Ejecutivo, que la falta de calidad de muchos de los funcionarios nombrados en el Gobierno, desde el nivel más alto hasta los inferiores, generaba grave daño al país. ¿Qué más planteó el presidente del Congreso? ¡Sabrá Dios! pero bien podría ser un rosario de quejas, exigencias, peticiones y recomendaciones para que el país salga del ostracismo y desconfianza en que se encuentra.

El solo hecho que los presidentes del Legislativo y Ejecutivo se reúnan y conversen, es positivo, pero no basta, es menester que se llegue a acuerdos por la salud política, social y económica de la patria y, para llegar a acuerdos hay que conversar con la amplitud debida y tomados los acuerdos, llevarlos a práctica, con buena fe y diligencia. Si solo se conversa, las reuniones se parecerán a un té de tíos, pero nada más. Parecería ser que, para llevar adelante las conversaciones que aterricen en acuerdos se necesitaría de un facilitador, que ante la ausencia de patricios como Fernando Belaunde, Luis Bedoya Reyes, Javier Pérez de Cuéllar, o Valentín Paniagua, entre pocos otros, bien podría encomendarse la tarea al secretario del “Acuerdo Nacional” o al presidente de la “Conferencia Episcopal Peruana”.

Tengamos en cuenta que el presidente de la República puede comprometerse directamente, con el solo refrendo ministerial, pero el presidente del Congreso es primo inter pares, y siendo el Parlamento variopinto, cualquier acuerdo está sujeto a la confirmación de los congresistas a través de su voto, máxime cuando no están sujetos a mandato imperativo. Además, cualquier acuerdo, no impedirá que el Legislativo cumpla sus tareas de fiscalización, por más duras que sean.

(*) Excongresista de la República

(*) Expresidente del Consejo de Ministros

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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