Opinión

Prevención con eficiencia y seriedad

Por: Martín Valdivia Rodríguez

En el Perú somos muy olvidadizos. Ocurre una desgracia o se destapa un escándalo político, pero después de un tiempo es como si no hubiera pasado nada. Un ejemplo claro es el fenómeno de El Niño Costero de 2017, que en realidad empezó en diciembre de 2016. Se lanzaron alertas, se habló de la importancia de la prevención y hasta se crearon comisiones y organismos, pero pasaron cinco años, volvieron las torrenciales lluvias y los huaicos —esta vez por el ciclón Yaku— nos encuentran desprevenidos, vulnerables a la destrucción y la muerte.

Otro grave problema es la forma de diseñar la planificación estratégica para enfrentar los problemas o situaciones complicadas. Tras el fenómeno de El Niño Costero, en el gobierno de PPK se creó la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC), llamativo el nombre, pero no representa ni simboliza las funciones que se le asignaron a ese organismo. Según su página web, su misión es “implementar el Plan Integral de Reconstrucción con Cambios (PIRCC) para restituir toda la infraestructura física dañada y destruida por el Fenómeno de El Niño Costero en 13 regiones del país: Áncash, Arequipa, Ayacucho, Cajamarca, Huancavelica, Ica, Junín, La Libertad, Lambayeque, Lima, Loreto, Piura y Tumbes”. Sin embargo, también se le asigna la función de “coordinar con el ente rector del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (SINAGERD) disposiciones complementarias que permitan prevenir, reducir el riesgo de desastres, así como planificar y ejecutar las intervenciones previstas en El Plan, en el ámbito nacional y de cumplimiento obligatorio, de acuerdo a la normativa aplicable”.

Es de decir, se trata de un organismo destinado a reconstruir la infraestructura destruida, pero de refilón se le asigna la tarea de prevenir. En la página web de la ARCC, muy bien hecha en cuanto a su diseño o forma, el contenido es ambiguo, prioriza la explicación de los mecanismos legales, la formalidad, pero desdeña las cuestiones relacionadas con la praxis, con el aspecto operativo.

Esta indefinición, presumimos, ha llevado a la confusión y por eso se ha priorizado la reconstrucción y no la prevención. Y, además, ha generado las condiciones para que la ARCC se convierta en un organismo burocrático y sin objetivos claros.

Las consecuencias ya la sabemos. Solo queda corregir los errores y abordar, ahora sí con seriedad, el tema de la prevención. Se viene el Niño Costero y otra vez nos pondrá a prueba. A trabajar con seriedad esta vez. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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