Opinión

El desacreditado sistema electoral

Por: Víctor A. García Belaunde

Al entrar en vigencia la Constitución de 1979, se eliminó lo que se llamó el Poder Electoral que se encontraba establecido en la Constitución inicial de 1823, la de 1826 y que fuera repuesto en nuestra carta magna de 1933.

En 1979 se crea dentro de la estructura del Estado el Jurado Nacional de Elecciones como un organismo autónomo, y están a su cargo los procesos electorales. Una vez constituido el J. N. E., se le dio la facultad de organizar con absoluta independencia las elecciones y se concentran a su cargo todo el sistema electoral. De esta manera bajo sus disposiciones se realizaron impecables elecciones generales en 1980, 1985 y 1990 y municipales en 1980, 1983, 1986, 1989 y 1990. Con la Constitución de 1993 se fragmenta la organización electoral, y el artículo 177° crea el sistema electoral que lo integran el Jurado Nacional de Elecciones (JNE); la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) y el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC), cada uno con autonomía y manteniendo relaciones de coordinación. Ante este nuevo orden se tiene a un JNE que tiene en sus manos la justicia electoral, a la ONPE que organiza y desarrolla las elecciones y el RENIEC que confecciona los padrones con los electores hábiles.

Este fraccionamiento del otrora poder electoral se caracteriza por que sus altos funcionarios obedecen a diferentes formas de elección para su designación. El JNE para elegir a sus miembros, lo hace en base de diferentes instituciones: Poder Judicial; Ministerio Público; Colegio de Abogados de Lima y Facultades de Derecho públicas y privadas. Y en lo que concierne a ONPE y RENIEC sus jefes son elegidos por lo que hoy es la Junta Nacional de Justicia.

Los problemas que se han generado por este sistema electoral han sido en el caso de ONPE los sonados procesos de firmas falsas, que malos funcionarios de la institución pasaron por alto y la consecuencia principal ha sido en tener agrupaciones políticas sin sustento popular. En el caso de RENIEC se ha comprobado la manipulación del registro de votantes ante defunciones falsas plenamente corroboradas.

A todo esto, el JNE no se escapa ante la incompetencia dolosa o no de sus miembros de no resolver los casos por reconocimiento de las autoridades partidarias, o permitir que funcione el mismo pleno del Jurado sin la participación de uno de sus miembros, como hemos visto en las últimas elecciones que no hubo representante del Colegio de Abogados. Hoy es muchísimo más fácil hacer un nuevo partido antes de mantener los antiguos que tienen tradición, doctrina e historia.

Esta modalidad adoptada por nuestro sistema electoral se realizó en base a que haya un control indirecto del ejecutivo y lograr así la reelección de Fujimori lo que se demostró definitivamente en el año 2000 en su tercera reelección y bajo los auspicios de la denominada ley de interpretación autentica, añadiendo a eso la participación de la OEA que en misión especial presidida por Peter Boehm de Canadá que santificó todo y nos dejó como legado que las fuerzas políticas dialoguen por la gobernabilidad del país, y últimamente en 2022 Eladio Loaizaga.

La vieja unidad del antiguo sistema electoral hoy fragmentada o desarticulada ha demostrado su falta de eficacia y su carente coordinación mostrándonos sus falencias y en manos de personajes nada idóneos hemos terminado en esta lamentable situación: desprestigio, ineptitud y hasta una probable corrupción.

(*) Abogado y excongresista

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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