Opinión

Cuidado con la “coma criminal”

Por: Martín Valdivia Rodríguez

No respetar los signos de puntuación, la coma, por ejemplo, puede cambiar el sentido de una oración y hasta causar un asesinato. Por eso se habla, incluso, de una “coma criminal”. Hay una anécdota muy conocida que se le atribuye a Carlos V, quien –según la historia– debía firmar una sentencia que decía: “Perdón imposible, que cumpla su condena”. Pero resulta que el distraído rey cambió la coma de sitio antes de firmar y escribió: “Perdón, imposible que cumpla su condena”, de tal manera que sin querer le salvó la vida al condenado.

Otro ejemplo claro de estos errores es una portada de un diario que, cuando falleció Gabriel García Márquez, decía “Muere, Gabo”. Se trató, precisamente, de una “coma criminal”, pues lo que se intentaba decir era que el Nobel había muerto. Con la coma entre las dos palabras, en cambio, se estaba diciendo que García Márquez estaba vivo y que debía morir.

Todos los días se escribe infinidad de documentos oficiales, como comunicados, notas de prensa, atestados policiales, denuncias fiscales y fallos judiciales, entre otros, pero casi todos tienen errores gramaticales, es decir, ortográficos, de sintaxis, etc. Documentos de Palacio de Gobierno, el Congreso de la República, ministerios, municipalidades y gobiernos regionales suelen tener errores. Y no solo en entidades públicas, pues hace unos días la Compañía de Minas Buenaventura emitió un comunicado en el que, por lo menos, había veinte errores de ortografía muy notorios.

Tanto en las instituciones públicas como privadas las personas encargadas de redactar desde las notas de prensa hasta los documentos importantes deben ser preparadas y responsables, pues la mayoría de los errores se dan por desconocimiento, pero en algunos la causa es el descuido.

Es bochornoso que muchos de esos escritos salgan de salas de prensa y oficinas de imagen institucional, donde justamente debe haber profesionales que tienen como una de sus principales funciones redactar correctamente y con pulcritud todo tipo de documentos. El profesor y periodista Jesús Raymundo, conocido como el ‘Doctor Tilde’ y quien suele corregir y publicar en las redes sociales toda suerte de documentos mal escritos, tiene un libro que se llama “La redacción no se improvisa”. Y así es, la redacción no se improvisa, hay que conocer las reglas para no dar mala impresión con textos con errores, pues la ortografía es como una carta de presentación. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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