Opinión

Perniciosa injerencia cubana en la región

Por: Luciano Revoredo Rojas

Se ha hecho público que en la embajada de Cuba en Buenos Aires se encuentra el teniente coronel Sergio Alejandro Odriozola Diez, alto mando del M-II (Inteligencia cubana en América Latina) bajo el falso cargo de “Ministro Consejero”. Según se sabe Odriozola es un represor de las libertades y experto en inteligencia. Antes de ser parte del G2, fue jefe del Centro de la inteligencia cubana en España desde agosto del 2006 hasta el 2010, una posición muy importante dentro de la Dirección de Inteligencia. Su esposa Teresa González Fonseca también se encuentra en Argentina.

Todo esto coincide con el inicio de actividades para desestabilizar al recientemente instalado gobierno de Javier Milei. No es de extrañar que esto suceda cuando es por todos sabido que Cuba es la fuente de los conflictos en la región y el primer exportador de estrategias subversivas.

Como antecedente podemos recordar que a poco de instaurarse el infame gobierno de Castro, en 1961 se crea la Dirección General de Inteligencia o DGI, hoy conocida simplemente como el G2.

Desde su creación este servicio de inteligencia, por momentos muy cercano a la KGB soviética, trabajó para controlar y someter al pueblo cubano, hacer labores de infiltración, soplonaje y aniquilamiento de cualquier brote de oposición. Asimismo, trabajó en la “exportación” de su modelo al continente a través de las guerrillas, el terrorismo y la infiltración de sus agentes.

Esta ambición cubana por ser referente y factótum de la revolución en el continente es evidente con los hechos delictivos de personajes como Javier Heraud, Hugo Blanco o el propio criminal Héctor Béjar o cuando en el fracasado gobierno de Allende en Chile era sostenido por la inteligencia cubana a costa de la miseria del pueblo chileno. Cabe recordar que la hija de Allende estaba casada con un alto funcionario del G2 y que según se supo luego, la embajada de Cuba en Santiago en esa época tenía más funcionarios que el propio Ministerio del Interior chileno.

Lo propio se puede decir de la infiltración cubana en la revolución sandinista de Nicaragua y en establecimiento de la tiranía de Ortega, otro criminal y corrupto.

En el contexto de las elecciones pasadas en Colombia, la revista Semana reveló en un informe la injerencia cubana en asuntos de independencia y soberanía de Colombia, señalando al Embajador José Luis Ponce Caraballo y describía cómo desde la sede diplomática se recurría a las 23 casas que tiene en el país el Movimiento Colombiano de Solidaridad con Cuba para reclutar a jóvenes que luego participan en disturbios y actos de vandalismo.

Hoy en día el brazo político de alcance internacional de estos afanes expansionistas ha unido al castrismo con el chavismo en el Foro de Sao Paulo. Organización criminal que pretende imponer el modelo comunista en el continente y que tiene alianzas con parte de las izquierdas europeas.

En este contexto llegó al Perú el impresentable Gallo Zamora como embajador de Cuba durante el gobierno de Pedro Castillo y no cabe duda de que ha sido parte de las estrategias desestabilizadoras en nuestro país. Ahora en Buenos Aires se instala Odriozola Diez.

Se espera que el presidente Milei con la eficiencia y diligencia que viene demostrando pronto rompa relaciones con Cuba y eche de una buena vez a los infiltrados que ha de tener en su embajada.

En nuestro país con un gobierno a la deriva, de una izquierdista reciclada y maquillada con barniz democrático, es probable que el Gallo Zamora siga haciendo de las suyas.

(*) Analista politico

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