Opinión

Por sus votos los conoceréis

Por: Martín Valdivia Rodríguez

La actual coyuntura política les está quitando la careta a muchos congresistas, a uno por uno. La famosa frase “por sus obras los conoceréis”, que pronunció Jesús en el Sermón de la Montaña para descubrir a los falsos profetas, a los traidores, podría servir para describir lo que está pasando en el Congreso. De los parlamentarios se podría decir: “por sus votos los conoceréis”. Algunos votan en contra de lo que por mucho tiempo pregonaron y otros se abstienen, en una evidente intención de lavarse las manos, como Pilatos, pero ya todos conocemos sus verdaderas intenciones, aferrarse al poder, el amor al chancho y no a los chicharrones.

La primera intención era evitar el recorte del mandato. Pese a que cuanto más tiempo pasa aumenta la ira y, con esta, las muertes, la tristeza y el dolor, la mayoría aspiraba a quedarse en su curul hasta el 28 de julio del 2026, con sus sueldazos, sus ingresos por gastos de representación y otras gollerías, más los honorarios de éxito por los lobbies —en algunos casos—, como lo denunció hace poco una congresista, quien dijo que “ahí está la plata”. No admitían ni siquiera la posibilidad de llevar al debate el adelanto de elecciones.

Entonces empezaron con sus frases peyorativas, discriminatorias y hasta racistas, como “la muchedumbre no representa al pueblo”, “los vándalos no representan al país” o “la voz de la calle es de los terroristas, nada de adelantos”. Insistieron en esa temeraria prédica pese a que, como sabemos y como lo dice la experiencia, ese tipo de posturas solo multiplica el rechazo y el rencor.

Ya con el viento en contra, no solo por la reacción de la masa, de la multitud, sino también por los argumentos de autoridades, políticos y analistas que apelan a la sensatez luego de darle una lectura realista a la situación, empezaron a aceptar el adelanto de elecciones, pero en el 2024.

Y como esta propuesta tampoco tiene una aceptación unánime, plantean un adelanto de elecciones para el 2023, pero —según recientes denuncias— con la trampita de una reelección filtrada por debajo de la puerta. ¡El colmo!

Ya no quedan dudas. La política puede ser una mezcla de ranciedades donde muchas veces se juntan el agua y el aceite desafiando no las leyes de la química, sino los códigos de la moral. Por eso vemos cómo políticos de la ultraderecha y de la izquierda radical se mandan mensajes por WhatsApp, se hablan bajito al oído y se hacen ojitos. Dios los cría y ellos se juntan. Son los fariseos de la política. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

Related Articles

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Check Also
Close
Back to top button