Opinión

Mucho cuidado con los caviares

Por: Martín Valdivia Rodríguez

La palabra caviar se ha incorporado hace ya varios años a la política peruana. Se les denomina caviares a aquellos políticos que proclaman ideas de izquierda, pero que en realidad llevan una vida acomodada y con ciertos lujos porque, generalmente, ocupan ciertos cargos en el Gobierno. Por extensión, el término también se usa para designar a aquellas personas de izquierda que presumen posturas intelectuales, pero alejadas de la realidad y sin asumir un compromiso real. En el espectro político peruano hay muchos caviares y el próximo gobierno debe estar atento porque se pueden colar al aparato estatal para hacer de las suyas. El excandidato presidencial y líder de Renovación Popular, Rafael López Aliaga, ensayó hace unos días una sarcástica definición de esta palabra:

“Un caviar nace, crece, entra al Estado, cobra 15 mil soles, destroza la empresa privada, se reproduce y muere, cumplió su ciclo”. Hay diversos tipos de caviares, pero más o menos ese es el ideal de la gran mayoría. Ya hace años, la lingüista Martha Hildebrandt decía que “se moteja de izquierda caviar a la que sabe vivir como aristócrata, pero saca provecho de un supuesto compromiso social”.

En realidad, la izquierda caviar no nació en el Perú. Viene de la expresión francesa “gauche caviar”, que hacía referencia a los políticos de izquierda de clase social privilegiada que, tras considerarse herederos de la Revolución rusa, solo conocían de Rusia el exclusivo caviar, que denotaba su nivel económico y un desprecio por sus supuestos ideales. No en todos los países se les conoce como caviares. En Alemania les dicen “socialistas de salón”; en Italia, “radical elegante”; en Suecia, “izquierda champaña”; en Suiza, “izquierda de cafetín”; en Estados Unidos, “liberal latte”; en Chile, “whisquierda; y en Argentina, “progre” o “zurdo con iPhone”.

Sean como fueren sus nombres, sus características y sus métodos, los caviares son elementos muy perjudiciales para el país, pues suelen acomodarse en importantes cargos públicos para fagocitar allí y corroer las arcas estatales. Ahora que nuestra economía está tan estrecha, como si estuviéramos en una época de posguerra, el gobierno entrante tendrá que establecer un riguroso filtro para evitar que los caviares ingresen a parasitar en el aparato estatal. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

Related Articles

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Check Also
Close
Back to top button