Acaba de publicarse en el diario oficial El Peruano un Decreto Supremo mediante el cual se declara el 2022 como “AÑO DEL FORTALECIMIENTO DE LA SOBERANÍA NACIONAL”, disponiendo consignar tal frase en toda la documentación oficial durante el presente año.
Al leer tal frase muchos se han preguntado si es que la soberanía nacional estaba en peligro, si había intención soterrada de algún país vecino de invadirnos, si se quería atentar desde otros Estados contra nuestro territorio, espacio aéreo o dominio marítimo, o quizás si grupos terroristas internacionales tuviesen el deseo de perpetrar grave daño contra nuestra patria.
Algunos otros, seguramente en su fuero interno, se habrán preguntado si el fortalecimiento de la soberanía nacional, tuviese algo que ver con el discurso o narrativa de algún sector gubernamental que propicia que reviertan al Estado concesiones de recursos naturales, como por ejemplo el petróleo o el gas, pese a que el Estado está obligado a respetar los contratos y concesiones que ha suscrito y por el término de ellas, pues de lo contrario seguramente sería obligado internacionalmente al pago de cuantiosas indemnizaciones que disponen organismos de solución de controversias internacionales como es el CIADI.
Analizando la norma bajo comentario, encontramos que en su fundamentación ella se sustenta en los artículos 43, 44, 54 y 56 de la Constitución que, palabras más palabras menos, declara a la República del Perú como Estado Soberano, debiendo el propio Estado defender la soberanía nacional, siendo nuestro territorio inalienable e inviolable, el que comprende el suelo, el subsuelo, el dominio marítimo y el espacio aéreo que los cubre.
Pero yendo al meollo del concepto “soberanía”, encontramos que en la Enciclopedia de la Política de Rodrigo Borja se menciona que lo que es común a las diversas definiciones de “soberanía”, “… es la facultad del Estado para auto obligarse y autodeterminarse…” agregando que “… el Estado está provisto de un poder sustantivo, supremo, inapelable, irresistible y exclusivo que actúa y decide sobre su ser y modo de ordenación”.
Por otro lado, Norberto Bobbio y Nicola Matteuci en su reconocido “Diccionario de Política” nos recuerdan que “soberanía” es un concepto político-jurídico “estrechamente vinculado al de poder político” y en su concepción moderna “…para indicar plenamente el poder estatal, único y exclusivo sujeto de la política”.
Bueno pues, buscándole lo positivo a la norma que venimos comentando, ella sirva para que los gobernantes tengan claro que, más que fortalecer algo que ya tenemos, que es la soberanía, lo que debemos hacer es defenderla, a fin de que torvos propósitos de quienes nos quieren vender su discurso de amistad, en el fondo desean que el Perú ingrese a otros derroteros como pudiese ser el “plurinacionalismo” que promueve Evo Morales o nuestro inconveniente acercamiento a la Venezuela de Chávez y Maduro, que quieren seducirnos con la que llaman tesis del Alba o Alternativa Bolivariana para las Américas.
Somos país soberano y debemos defender lo nuestro, sustentado en un pasado histórico milenario y en la fusión, vía mestizaje con la cultura occidental y cristiana.
(*) Excongresista de la República
(*) Expresidente del Consejo de Ministros
(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.
