Opinión

Bufones de circo romano

Por: Martín Valdivia Rodríguez

¿Qué de graciosos tienen esos bufones que parecen estar en competencia por demostrar quién dice más groserías, lanza frases más machistas o se burla con más ensañamiento de las personas con algún impedimento físico u otra condición adversa? Les dicen youtubers, tiktokers e influencers de la comicidad contemporánea y llenan discotecas, carpas de circo, auditorios y teatros, donde un público alborozado celebra sus pachotadas. Uno de estos esperpentos —así lo calificó Magaly Medina, quien generalmente exagera, pero a veces da en el clavo con sus calificativos— confesó haber violado a una menor de edad y colocó el caso en los reflectores de congresistas, ministros y otras autoridades.

El imberbe se hace llamar “Makanaky” y le contó el repudiable hecho a un exboxeador que también tiene por oficio hacer chistes tontos. Tras el escándalo y la indignación del Ministerio de la Mujer y la Defensoría del Pueblo, que emplazaron a la Fiscalía de la Nación a que investigue el hecho, el sujeto dijo que había sido una broma previamente arreglada con el exboxeador; sin embargo, este lo desmintió. En las redes circula otro video donde el tal “Makanaky” le cuenta su participación en una violación grupal a una manchita de amigos, todos jóvenes ellos, que se ríen a mandíbula batiente de la “hazaña”. De horror. Además, hay audios donde se le escucha acosar sexualmente a menores de edad. Parece que no tiene escapatoria.

Es increíble que este espantapájaros sea considerado cómico y hasta —según se aprecia en las redes— tenga fans, jovencitas y chicos que se pelean por tomarse una foto con él o darle la mano. Es posible que la violación la haya cometido cuando era menor de edad, pero lo están denunciando por apología al abuso sexual y puede ganarse sus años de cárcel.

Así como “Makanaky”, hay otros personajes, siempre de voz gangosa o chillona, que arman shows presenciales o virtuales y que tienen una considerable legión de seguidores, en su mayoría millennials y centennials. Algunos periodistas suelen darles a estos espectáculos la categoría de “stand up comedy”. Ya otros han sido denunciados por burlarse de la violación de una niña o de las personas con discapacidad. Se desconoce qué fin tuvieron las investigaciones fiscales.

Queda en el campo de la psicología y la sociología investigar por qué a nuestra juventud le causan gracia los chistes ridículos de circo romano de estos personajes tan grotescos, indecentes e impresentables. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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