Opinión

¿Marcha de protesta o “toma”?

Por: Martín Valdivia Rodríguez

En realidad, no hubo “Toma de Lima”. No hubo ni primera, segunda ni tercera “toma”. Según el diccionario de la Real Academia Española, una de las acepciones de la palabra “toma” es “conquista u ocupación por la fuerza de una plaza o ciudad”. En ninguna de las tres versiones de la protesta hubo algo que encaje en esa definición. Algunos historiadores se ríen cuando alguien advierte que lo de “Toma de Lima” se inspiró en la “Toma de la Bastilla”.

Las protestas son catalizadores de los procesos sociales o las demandas rei[1]vindicativas, de eso no existe la menor duda. Por lo tanto, corresponde al Gobierno analizar la magnitud de las manifestaciones del 19 de julio, que algunos dieron en llamar 19J, tal vez para darle un cariz más intimidante, algo así como se hizo con 11 de septiembre, día del derribamiento de las Torres Gemelas, al que se denominó 11S.

En la historia universal hubo varias tomas, pero la más importante es, sin duda, la de la Bastilla, el 14 de julio de 1789, cuando el pueblo de Francia inició una de las revoluciones más importantes. No solo por su carácter político, sino por su legado para los derechos de libertad, seguridad y propiedad. Ese fue un gran paso para la democracia.

Otra toma fue la del Cusco, llamada también caída del Cusco, un episodio decisivo en la conquista española del Tahuantinsuyo. Ocurrió el 15 de noviembre de 1533, cuando las tropas hispanas asaltaron el Cusco, la capital del Imperio incaico, después de una serie de enfrentamientos contra el ejército de Atahualpa.

Ahora bien, así como Sendero Luminoso desarrollaba su estrategia del campo a la ciudad y establecía zonas liberadas en la sierra y la selva, la población, bajo el liderazgo de personajes políticos de aquel entonces, también realizó multitudinarias marchas de protesta contra las huestes de Abimael Guzmán, autor intelectual del baño de sangre que causó tanta muerte y dolor en el país.

Una de esas manifestaciones se realizó en 1989 y fue organizada por Henry Pease, de Izquierda Unida, en respuesta a un paro armado convocado por Sendero. Entre las últimas manifestaciones se pueden mencionar las que se realizaron tras el triunfo de Pedro Castillo en las elecciones del 2021, contra un supuesto fraude.

Estas protestas tuvieron cabezas visibles y objetivos precisos, cosa que no ocurrió con la llamada “Toma de Lima”. Algunos pedían la renuncia de Dina Boluarte, otros el cierre del Congreso y otros, lo anterior más la libertad y reposición de Pedro Castillo. Otros esgrimían demandas diferentes y ambiguas, incluso contrarias a las primeras. Felizmente por el bien de la población no hubo ninguna “Toma de Lima”. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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