Opinión

Malvinas: A 40 años de una guerra

Por: Víctor A. García Belaunde

El 2 de abril de 1982, se efectuó el desembarco de una fuerza conjunta de la armada y el ejército argentinos en las islas Malvinas en un intento de reivindicar la territorialidad del archipiélago, del cual fueron despojados en 1833 por la invasión inglesa.

Ante el peligro de una escalada mayor del conflicto, se reunió el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y aprobó la Resolución 502, la cual exigió el cese de las hostilidades, el retiro inmediato de Argentina de las islas, y exhortaba a los gobiernos enfrentados a encontrar una solución pacífica a sus diferencias. Posición que el gobierno argentino no compartía ya que fundamentaba su actuación en la reivindicación de haber esperado 149 años sin que se lleguen a resultados concretos para que las islas regresen a la Argentina.

El 30 de abril de 1982, ante la inminencia de una guerra de mayores consideraciones, el presidente Fernando Belaunde Terry envió un mensaje al gobernante argentino: “En esta hora en que la nación argentina es víctima de bloqueo bélico y de sanciones económicas injustificables, expreso a vuestra excelencia la decisión del gobierno y pueblo peruanos de prestar todo el apoyo a nuestro alcance en la defensa de sus legítimos intereses nacionales y de la causa de la unidad iberoamericana. Reitero, igualmente, nuestra firme determinación de no omitir esfuerzo para contribuir al establecimiento de la paz, basada en la justicia”.

No obstante haber sufrido el maltrato de la dictadura argentina de 1968 cuando fue expulsado a ese país por el dictador Velasco, y a conocimiento que algunos de sus miembros de aquella dictadura argentina ejercían cargos de gobierno catorce años más tarde, el presidente Belaunde nunca guardó ningún tipo de rencor y creyó más en la importancia de las relaciones de fraternidad de dos pueblos.

Con ello el Perú con una política internacional americanista daba un paso más en la integración de ambos pueblos y es en ese contexto que también inició una importante labor en el proceso de alcanzar un acuerdo para lograr la paz. Sin embargo, los esfuerzos peruanos se vieron imposibilitados ante el hundimiento del crucero Belgrano, acontecimiento que enfureció a la opinión pública argentina y que el gobierno del general Fortunato Galtieri no supo manejar.

El 3 de mayo de 1982 el presidente Belaunde recibió a la delegación de Argentina que estuvo integrada por el general Héctor Iglesias, secretario general de la presidencia y el jefe de la casa militar Roberto Benítez Moya, acompañados del embajador de Argentina en el Perú Luis Sánchez Moreno a quienes se brindó la ayuda correspondiente.

La experiencia vivida hace cuarenta años, será el reflejo de una nueva investigación que publicaré próximamente, la cual estará apoyada por valiosa documentación de la época donde se expondrá la política exterior del Perú, su dinámica y de cómo es posible hacer realidad la fraternidad y la integración cuando hay decisión política.

(*) Excongresista

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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