La ola de calor que asola Europa, donde las temperaturas se acercan a los 50°, es una nueva clarinada de alerta, una más de tantas, sobre los efectos del cambio climático, un fenómeno causado por la mano del hombre y que puede poner en riesgo al planeta. Según el último reporte de World Air Quality, el Perú se ubica en el puesto 22 a nivel mundial en el ranking de países con mayor grado de contaminación ambiental. De hecho, las temperaturas en los últimos años en nuestro país no han sido las normales, entre otras tantas anomalías.
La contaminación tiene consecuencias negativas en la salud, pues causa estrés, fatiga, desmayos y hasta el cáncer, pero también causa problemas a nivel macro, desde el deterioro de bosques y cultivos hasta delincuencia producto de la minería ilegal. Los seres humanos influyen cada vez más en el clima y la temperatura de la Tierra, con la quema de combustibles fósiles, la tala de bosques, así como el uso de fertilizantes que contienen nitrógeno.
El año pasado, la Autoridad Nacional del Agua (ANA) informaba que el calentamiento global había provocado el derretimiento del 51% de la superficie de los glaciares de Perú en los últimos 50 años. Según estudios realizados por el Instituto Nacional de Investigación sobre Glaciares y Ecosistemas de Montaña (INAIGEM), el carbono negro fomenta el derretimiento de la nieve o el hielo en los glaciares de la Cordillera Blanca, ya que intercepta y absorbe la luz solar, lo que favorece el aumento de temperatura.
El Perú cuenta con el Ministerio del Ambiente, creado hace trece años, cuya función es formular, planificar, dirigir, ejecutar, supervisar y evaluar la Política Nacional del Ambiente (PNA). Sin embargo, en los últimos gobiernos no se ha hecho mucho por contener la contaminación para evitar sus consecuencias. Lo que ocurre en Europa, debido al anticiclón Lucifer, nacido en África, nos debe poner más en alerta.
Nuestro ministro del Ambiente, Rubén Ramírez Mateo, debe estar informándose de la situación de su sector, los índices de contaminación, los problemas sociales y otros conexos para darles solución con las normas establecidas en la Política Nacional del Ambiente, en cumplimiento del mandato establecido en el artículo 67º de la Constitución Política del Perú y en concordancia con la legislación que norma las políticas públicas ambientales. Esta política es uno de los principales instrumentos de gestión para el logro del desarrollo sostenible en el país en beneficio de nuestra población y futuras generaciones. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.
