Opinión

Ni triunfo ni derrota

Por: Martín Valdivia Rodríguez

En la política hay desenlaces, como la votación de la moción de vacancia presidencial, que no deben ser tomados como triunfo ni derrota. Porque nadie ha ganado. El rechazo a la moción no es una absolución o declaratoria de inocencia del presidente Pedro Castillo, pues la investigación seguirá su curso, como él mismo lo ha admitido. Lo que sí se ha perdido son largas horas de trabajo —tanto en el Ejecutivo como en el Legislativo— que bien se pudieron dedicar a avanzar en la solución de los graves problemas que enfrenta el país. Ocurrió lo que desde este espacio anunciábamos hace unos días. La oposición necesitaba 87 votos a favor para vacar al presidente Castillo, pero solo consiguió 55; es decir, 32 menos. Los 76 votos con los que aprobaron la moción, hace unas semanas, despertaron una ilusión que la noche del lunes se transformó en decepción para los promotores de la vacancia.

En realidad, estaba visto que la vacancia no iba a ser aprobada en el Pleno del Congreso, pues, dada la correlación de fuerzas y los arreglos bajo la mesa, que nunca faltan, los votos no alcanzaban. ¿Qué se consiguió, entonces? Si se esperaba obligar a Castillo a defenderse y hacerlo caer en contradicciones, no se logró el objetivo, pues solo leyó una introducción de los temas que iba a desarrollar su abogado. Y este, con sus alegatos de defensa de orden jurídico y con cierto tinte político, convenció a varios congresistas que estaban indecisos.

Atender los prolegómenos y coordinaciones para la exposición del presidente y su abogado, así como el debate en sí, demandó largas horas de trabajo de los 130 congresistas, quienes debieron postergar otras importantes gestiones, como la votación por insistencia de la ley de los fonavistas. Por su parte, el Ejecutivo tuvo que dejar de atender otros asuntos claves en el proceso de reactivación, principalmente en lo que concierne a la economía, la salud y la educación.

De tal manera que todos, los 32 millones de peruanos, perdimos en esta suerte de “repechaje” de las elecciones presidenciales que la oposición tampoco pudo ganar en mesa alegando fraude. Para la vacancia no había ni los votos necesarios en el Congreso ni respaldo en la calle, pues las marchas fueron un fracaso.

Solo queda esperar que la Fiscalía investigue con rigor e imparcialidad las denuncias de corrupción contra el Gobierno. Y que el Ejecutivo y el Legislativo trabajen con mayor tranquilidad por el bien del país. Porque lo digo y escribo siempre lo firmo.

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