Opinión

Luces y sombras en lima cuadrada

Por: Antero Flores-Araoz

Como un vecino común y corriente, debo destacar el compromiso del alcalde de Lima Metropolitana, para nuevamente poner en valor al Centro de Lima o a la Lima cuadrada, como también comúnmente se le denomina, recuperando su legado monumental y restableciendo su carácter de destino turístico, sin peligros y con el trato amable a los turistas. Lamentablemente, heredó una exagerada peatonalización de nuestro Centro Histórico y un desacertado manejo del tránsito vehicular, que, como por ejemplo, yendo desde el Rímac por la avenida Abancay hacia la avenida Grau, si se quiere doblar en dirección a la avenida Tacna, prácticamente no hay ruta para hacerlo, salvo si vas por La Colmena.

De poco servirá el esfuerzo para poner en valor locales emblemáticos como la casa de la compositora costumbrista Rosa Mercedes Ayarza de Morales, en el jirón Moquegua, si es que no hay facilidades para llegar a ellos, lo que también sucede por supuesto con los teatros Municipal y Segura, entre otros importantes destinos. Bueno pues, volviendo al objeto de esta columna debo relatar que hace pocos días, al visitar el centro de Lima en horas nocturnas, además del tráfico infernal para llegar, me encontré con carencias importantes de iluminación.

Por ejemplo, el impresionante y emblemático edificio con frente al Paseo de los Héroes Navales, entre la calle Belén y el Jirón Carabaya, tenía en su frontis la mayoría de reflectores apagados, lo que había reducido significativamente el número de aprendices de “La Marinera” que se habían afincado en dicho paseo. Lo mismo sucedía en el Palacio de Justicia, aunque este último no fuera de la responsabilidad municipal. En adición, la Plaza San Martin sin la notable iluminación que tuvo antaño alrededor del monumento que lleva su nombre y, sin la que además, hacía destacar los edificios circundantes, incluyendo a los de los famosos portales.

Las demás calles del centro de Lima tienen iluminación de muy baja intensidad y con gran número de postes sin ella, mostrando una ciudad obscura lo cual facilita las acciones delincuenciales de los antisociales y pone en peligro a los transeúntes, como muchas veces lo ha advertido el teniente alcalde de Lima, que es experto en seguridad ciudadana.

Hay si algunos, aunque pocos, locales privados abiertos al público con iluminación conveniente en sus fachadas, lo que indiscutiblemente ayuda, pero no resuelve.

Si se quiere la recuperación de la Lima cuadrada y que recobre su esplendor de antaño, indubitablemente requiere de iluminación de calidad en las noches, lo que ahuyentará a la delincuencia si es que también hay rondas policiales y del Serenazgo.

Me permití indagar sobre los costos de mejorar la iluminación en la Lima cuadrada, y el resultado fue que no quebrará a nuestra apreciada administración municipal.

(*) Expresidente del Consejo de Ministros.

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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