Opinión

Más sombras que luces en el debate

EDITORIAL

En realidad, el formato del debate organizado por el JNE fue pésimo. Su estructura parecía un alambique. Un debate no es solo una exposición, sino también una confrontación de ideas. En el que se realizó en el Centro de Convenciones de Lima se privilegió el lucimiento de los moderadores, que intervinieron hasta para decir que a tal o cual candidato le quedaban dos o cinco segundos.

Así, hubo mucho desorden y se imposibilitó a los participantes poder organizar mejor sus mensajes. Aunque, valgan verdades, de los 18 candidatos, solo cuatro o cinco merecen, por sus conocimientos y habilidades, postular para presidente de un país. Hubo muestras antológicas que van desde ignorancia hasta desórdenes psicológicos, que no son poca cosa si de aspirantes a jefe de Estado hablamos.

Los bloques estuvieron medianamente acertados: Medidas frente a la pandemia; Educación (pregunta ciudadana); Seguridad; Integridad pública y lucha contra la corrupción (pregunta ciudadana); Palabras finales de los candidatos. Faltaron los temas económico y generación de empleo, por lo que algunos postulantes tuvieron que incluirlos, indistintamente, en otros bloques, lo cual les restó ilación, relación secuencial, concatenación y orden lógico a sus ideas.

De acuerdo a la estructura, el primer y tercer bloque serían de diálogo entre los candidatos sobre sus propuestas frente a la pandemia y la seguridad ciudadana. Sin embargo, no hubo diálogo ni intercambio de ideas, como se había previsto, pues en una carrera contra el tiempo es difícil analizar lo que dice el otro para hacer un cruce alturado de pareceres. Algunos pullazos y comentarios sueltos, muchas veces vacíos de contenido importante o interesante, se dieron en esta etapa.

Una gran decepción fueron las denominadas duplas, la parte que concitaba mayores expectativas, pues los candidatos, de dos en dos, estarían frente a frente. En este segmento, por ningún lado hubo polémica y, en el debate del martes, se le hizo pasar bochornosos minutos a un candidato que no tuvo ‘rival’ al frente, debido a que este prefirió no participar porque, según la posición de su partido, la contienda “no garantiza democracia”.

En el balance, poco es lo que podría influir este debate del JNE en las preferencias electorales, pues no hubo condiciones para que los mejores candidatos expongan libremente sus propuestas y las diriman con sus contendores. Eso sí, ha servido para que algunos electores decidan por quiénes no votar. Esperemos que, si hay segunda vuelta, como parece, los organizadores del debate no apliquen una estructura tan engorrosa. La tendrán más fácil, pues solo serán dos contendores. Vamos a ver si se hacen una.

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