Opinión

Los negacionistas y los antivacunas

Por: Martín Valdivia Rodríguez

“El hombre es un ser social por naturaleza” y además un “zoon politikón, que en griego significa “animal político” o “animal cívico”. Estos conceptos básicos de la filosofía, que postuló Aristóteles hace más de 2,300 años, siguen vigentes. Se pueden aplicar al problema causado por la negativa del minoritario grupo de peruanos que se opone a la obligatoriedad de presentar el carnet de vacunación para ingresar a locales cerrados. Alegan que se les está recortando su libertad, pero –como decía Aristóteles– en una sociedad civilizada lo social, el bien común, está por encima de la decisión particular o individual.

En el Perú, se ha vacunado el 70% de la población objetivo. Es decir, hay un 30% que aún no lo ha hecho, y de este último porcentaje un grupo aún no lo ha hecho por desinformación u otros factores, pero no por rechazo a la vacuna. Eso significa que, como dijimos, los antivacunas o negacionistas son un grupo minoritario. Hasta la misma democracia tiene como mecanismo para hacerse del poder a la regla de la mayoría.

La obstinación de los negacionistas y los antivacunas por afirmar que el COVID-19 es un “invento comunista” o que las vacunas vienen con un chip que controlará nuestras vidas tal vez no sea consecuencia de la ignorancia, pero denota una manera de pensar que colisiona con la vida civilizada y la condición del hombre como el “animal cívico” que advertía Aristóteles. Una persona tiene derecho a no vacunarse, pero tiene que aceptar las reglas destinadas a evitar que pueda contagiar el virus a otros.

Según recientes cifras, en la actualidad hay alrededor de mil pacientes en Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) dada su gravedad. Se esos mil pacientes, 86.5% (860 y medio) no están vacunados, solo 8.6% tiene las dos dosis y 4.5% una dosis. Los números hablan. Definitivamente, la vacuna está funcionando, pues permite que la mayoría de las personas que contraen la enfermedad la puedan superar y no se pongan graves, en riesgo de muerte.

En Austria, España, Argentina, Brasil, Estados Unidos y otros países siguen las protestas contra el carnet de vacunación y el pasaporte COVID. Incluso en el Perú hay colectivos y políticos que rechazan las decisiones tomadas por el gobierno pensadas en el bien de las mayorías. Tienen derecho a hacer con sus vidas lo que les venga en gana, siempre y cuando no pongan en riesgo la salud y la vida de los demás. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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