La Casa de la Literatura pregunta en sus redes sociales: ¿Un libro que recomiendes para entender nuestro país? El Perú es un país tan rico, diverso y a la vez tan complejo, que un solo libro no bastaría para comprenderlo en su verdadera dimensión. Tendrían que ser varios libros y distintos los autores, tanto en su concepción particular de la realidad y la historia del país, como en sus estilos de abordarla, de desmenuzar esa amplia temática que precisaría diseccionar el análisis de los procesos históricos, toda esa amalgama de elementos que conectan el pasado, el presente y que, de alguna menara, permiten avizorar el futuro.
Son tantos los procesos políticos, históricos, evoluciones sociales y culturales, que en estos tiempos ya no se puede hablar de libros esenciales, menos en esta época de cambios tan rápidos y bruscos. Hasta hace décadas se podía mencionar, por ejemplo, a “La realidad nacional”, de Víctor Andrés Belaunde Diez-Canseco; “7 ensayos de interpretación de la realidad peruana”, de José Carlos Mariátegui; “Espacio tiempo histórico”, de Víctor Raúl Haya de la Torre; “Perú, problema y posibilidad, y otros ensayos”, de Jorge Basadre; “Visión histórica del Perú”, de Pablo Macera, y “Desborde popular y crisis del Estado”, de José Matos Mar, entre otras obras adscritas generalmente al género del ensayo. Se las consideraba obras totémicas y, aunque algunos capítulos abordados en ellas han sufrido el desfase del tiempo, no han perdido su valor en el análisis histórico y referencial.
Se pueden mencionar también obras más vinculadas a la historia, que de alguna forma nos ayudan a entender el Perú, de autores como Luis Guillermo Lumbreras, Fernando de Trazegnies, Alberto Flores Galindo, Luis Eduardo Valcárcel, Franklin Pese, María Rostworowski, Carmen Mc Evoy, Antonio Zapata y otros.
En el campo de la literatura también hay muchos libros, incluso del género ficción, que nos permiten entender la realidad del país, sus matices, complejidades, sus virtudes y sus defectos. Alguna vez Mario Vargas Llosa y José María Arguedas no discreparon solo sobre el indigenismo, defendido por este último, sino también sobre la facultad del artista de abordar temas políticos. Alguna vez el Premio Nobel llegó a sostener que la política y la literatura tienen dos visiones distintas que no se deben confundir. Sin embargo, Vargas Llosa se documenta históricamente para escribir todos sus libros sobre hechos históricos, como lo hizo con “Conversación en la Catedral”, “La fiesta del chivo”, “La guerra del fin de mundo”. No es, pues, la literatura ajena a los procesos históricos y la realidad de un país. Mañana continuamos. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.
