Opinión

Las segundas oportunidades

Por: Martín Valdivia Rodríguez

El 4 de agosto del 2020, luego de más de 20 horas de sesión, el pleno del Congreso le negó el voto de confianza que había solicitado al entonces premier Pedro Cateriano. Fueron 37 votos a favor, 54 en contra y 34 abstenciones. Martín Vizcarra aceptó la negación y anunció una nueva conformación, la cual, encabezada por Walter Martos, recibió la confianza siete días después. Algo similar puede pasar hoy. Puede haber una nueva oportunidad, pero con nuevas caras.

El premier y los equipos ministeriales tienen una función clave en todo gobierno. El primero de ellos es como el capitán del barco que coordina con los oficiales de cubierta y secunda al presidente de la República, mientras que los ministros gestionan sus respectivos sectores y son como los gerentes de las empresas, aunque la función pública tiene otras particularidades.

Los ministros no solo deben acreditar buena preparación, sino también una hoja de vida limpia, sin manchas de procesos judiciales y sentencias. Una acusación fiscal o una investigación policial no son prueba ni tienen la categoría de una condena, pero desde ya constituyen una mancha, por lo que la persona que va a ostentar un cargo está en la obligación de demostrar que los delitos o faltas que se le atribuyen son falsos, si es que le asiste la razón, claro está.

Por lo menos cuatro miembros del Gabinete presidido por Guido Bellido son objeto de graves acusaciones, algunas de las cuales empezaron en leves indicios, pero están apareciendo documentos oficiales y testigos que las sustentan. Eludir el tema o negar las denuncias no resuelve nada, solo siembra más dudas en un país donde la desconfianza en los políticos está creciendo día a día.

Repetimos, habrá una segunda oportunidad. Si hoy le niegan la confianza al Gabinete de Bellido, el presidente Pedro Castillo tendrá la posibilidad de recomponer su Gabinete, pero esos vaivenes y marchas y contramarchas solo incrementan la turbulencia política y la incertidumbre. Eso repercute directamente en la población, con el incremento de precios, el desempleo y la desconfianza para invertir y crear trabajo. Este clima, además, espuelea las marchas de protesta contra el régimen de Castillo, alejando cada vez más la estabilidad política que necesita su gobierno y los millones de peruanos. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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