Opinión

“Oportunidad de trabajo”

Por: Martín Valdivia Rodríguez

En la evolución de la actividad laboral de estos tiempos hay un asunto que está pasando desapercibido para los políticos y los gobiernos. En las empresas, especialmente las que tienen que ver con el uso de la tecnología, hay una tendencia desmedida a concentrar muchas funciones en un solo empleado, como si este se tratase de un ser superdotado, un omnipotente tecnológico con la capacidad física de un robot que no se cansa.

Por ejemplo, una financiera con sede en San Isidro publica en las redes sociales una convocatoria para cubrir la plaza de un especialista en comunicación e imagen. Los requisitos son: universitario titulado en carreras como Comunicación Organizacional, Comunicación Audiovisual, Periodismo y/o Diseño Gráfico; contar con tres años de experiencia en funciones similares; y deseable contar con especialización en comunicación estratégica o similares. Hasta ahí todo bien, pero el destalle está en las funciones que deberá cumplir la persona que será seleccionada para desempeñar esa labor.

El trabajo que debe realizar es el siguiente: Redacción, diseño, fotografía y videos; herramientas digitales (páginas web, redes sociales y aplicativos); comunicación e imagen corporativa; implementación de campañas de comunicación corporativa, coordinación con equipos de gestión de personas, marketing, tecnología o desarrollo sostenible; implementación de nuevas estrategias de comunicación de otras áreas de la empresa; ejecución de eventos institucionales internos y externos; coordinación y supervisión de proveedores; y cumplir con las demás funciones que le asigne el jefe inmediato superior, inherentes a su cargo. Increíble, pero cierto. ¿No desearán los señores que ese especialista en comunicación e imagen les barra la casa, planche la ropa y saque a pasear a Fido?

No, señor. Es un abuso inconcebible. Es cierto que la tecnología permite ahora que un empleado realice múltiples funciones, lo que redunda en ahorro de tiempo, espacio y costos, pero de ninguna manera se puede exagerar de esa manera, más aún si se quiere un trabajo de calidad. Esperamos que el Ministerio de Trabajo, Sunafil y los congresistas analicen esta situación porque esto ya califica como explotación del hombre por el hombre, una característica de civilizaciones de épocas tan remotas como bárbaras. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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